Un vídeo que navega por twitter ofrece a los catalanes la caída física del muro de Berlín como referencia alegórica de una caída simbólica y contradictoria de lo que sus autores califican como un «muro en Cataluña»
El Colectivo La Fábrica, que se define en Twitter como «un equipo de intervención soberanista dirigido por Salvador Cardús con el objetivo de asegurar la victoria del sí a la independencia», ha invadido la red con un vídeo que se inicia con imágenes de la caída del Muro de Berlín, un 9 de noviembre de 1989, y las traslada simbólicamente hasta el 9 de noviembre de 2012, el mismo día, 23 años después, en el que arrancaba la campaña electoral de Cataluña.
La idea básica se refleja en el título: «Cauen els muros» (Caen los muros), y le sirve al visitante un mensaje que empieza con este texto de una voz en off sobre escenas de aquel derribo histórico:
«Hoy es un día muy especial. Es el aniversario de la Caída del Muro de Berlín. Con el Muro caía un régimen que había privado de libertad a generaciones enteras. Unos días antes nadie habría dicho que aquel muro caería»
El vídeo va haciendo «flashback» entre escenas de aquel Berlín y escenas de la Cataluña actual, intentando establecer comparaciones entre una muchedumbre del siglo XX entusiasmada con la reunificación de Alemania y la manifestación de la última Diada del siglo XXI, en la que más de un millón de personas clamaban por la separación de España.
El muro imaginario y contradictorio de Salvador Cardús
Sin poner en duda la capacidad intelectual del padre espiritual de la criatura audiovisual, Salvador Cardús, ex subdirector del diario Avui, columnista habitual de La Vanguardia, de Ahora, del Diari de Tarragona, tertuliano en Catalunya Radio y Radio Euskadi, ensayista, conferenciante y Profesor Titular de Sociología en la Facultad de Políticas de la UAB (Universidad Autónoma de Barcelona), no se puede evitar que chirrie la comparación entre la caída del viejo «muro de la vergüenza» y el inicio de una campaña electoral en Cataluña en la que, algunos partidos, pretenden hacer precisamente todo lo contrario: levantar un telón de acero que divida a España en dos partes.
El vídeo es impecable en el continente, con una estética y una realización que no deja dudas sobre el talento y la calidad técnica de sus autores materiales. Pero el mensaje del contenido insulta a la inteligencia de los espectadores neutrales, provoca a los ultra constitucionalistas y estafa a los separatistas más radicales. ¿Cómo se puede utilizar la caída de aquel «muro infame» (como lo califican los autores del vídeo) para incentivar a los catalanes a hacer lo mismo, o sea, derribar un muro imaginario, haciendo todo lo contrario: levantar un muro entre Aragón y Cataluña?
Cataluña «Sin constitución, sin rey y sin ejército»
Rizando el rizo de los que se pasan de listos, convencidos, como Blaise Pascal, que el corazón tiene razones que la razón no entiende, La Fábrica de Cardús se plantea el derribo de un imaginario muro de Cataluña, una especie de barrera política, cultural, económica, lingüística que mantiene en pie el Estado y discrimina a un pueblo catalán ocupado.
Pero debe ser una barrera muy endeble, cuando la ha podido atravesar el AVE, las inversiones de sucesivos PGE, la apuesta colectiva por las Olimpiadas, los anticipos del FLA, la tolerancia con los excesos de inmersión lingüística en educación, que se ha transformado en pura y fanática «yihad» sancionadora en el caso de la rotulación de comercios.
Cualquier semejanza entre aquel tangible Muro de Berlín imposible de atravesar, y ése muro de Cataluña intangible, que sólo ven catalanes con poderes sobrenaturales, no es pura coincidencia, sino un inaudito ejercicio de imaginación.
Es el colmo que los que quieren levantar un muro que separe a España en dos, con la bendición urbi et orbi de Europa y exigiendo al resto de los españoles el silencio de los corderos, se dirijan a sus paisanos en una ceremonia audiovisual de la confusión y la contradicción que hiere la sensibilidad del espectador más escéptico. La Fábrica de Cardús apela a «los berlineses que hicieron posible lo imposible», pero le piden a los catalanes un hito que convertiría al derribo del Muro de Berlín en un anécdota de escaso relieve: que derriben un muro invisible y empiecen a levantar otro muro al mismo tiempo. Uno que dejase de un lado al resto de España y del otro una Cataluña «sin Constitución, sin Rey y sin ejército?
La muralla de Artur Mas
Nadie pone en duda la productividad del pueblo catalán, naturalmente. Y nunca, como ahora, ha dado la sensación de ser un gran pueblo, unos grandes vasallos si tuviesen buenos señores. Pero debe resultarle muy difícil, incluso para ellos, compaginar el mensaje de Salvador Cardús: «cauen els muros», con el mensaje que les envía cada día el Honorable Artur Más: «¡levantemos una muralla!
Una muralla que vaya desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa, allá por el horizonte.
-¡Tun tun!
-¿Quién es?
-Un cliente de Nutrexpa…
-¡Abre la muralla!
-Tun tun!
-¿Quién es?
-Un enviado de Rajoy…
-¡Cierra la muralla!
-¡Tun tun!
-¿Quién es?
-Un mensaje de Bruselas…
-¡Abre la muralla!
-¡Tun tun!
-¿Quién es?
-Un recado de Madrid…
-¡Cierra la muralla!