La Agencia Tributaria viene realizando aportaciones relevantes a la investigación de la Policía sobre el 'caso Palau'
Al diario ‘El Mundo’ y a Pedrojota Ramírez se les puede acusar de muchas cosas, pero no de falta de pelotas periodísticas o de olfato profesional.
La energía y ferocidad con la que se han arrojado a destripar el masivo cargamento de documentos, recibos, informes, borradores, facturas y cartas sobre la corrupción en Cataluña, muchos de los cuales llevaban más de tres adormecidos en el cajón del juez y que también han llegado a otros medios de comunicación incluido Periodista Digital, son dignas de encomio.
Y acierta el periódico en su editorial de este 20 de noviembre de 2012, cuando subraya que en las dos querellas presentadas la víspera por Artur Mas y Jordi Pujol ambos niegan tener cuentas en Suiza, pero no desmienten que el partido que han liderado durante 30 años haya estado cobrando sistemáticamente el 4% de comisión en los contratos de la Generalitat.
Esa omisión resulta altamente significativa.
La vía por la que han optado los dirigentes de CiU entraña enormas peligros para ellos, porque a partir de ahora no podrá ser tapado el ‘Caso Palau‘, pero Mas y Pujol no tenían otro remedio que querellarse, máxime a una semana de las elecciones.
Tratando de aminorar riesgos, centran ambos su querella en la negación de la existencia de cuentas millonarias suyas en Suiza.
Artur Mas se vio obligado a reconocer este lunes en una entrevista que su padre tenía una cuenta en el banco suizo UBS con más de dos millones de euros, pero aseguró que él «jamás» se ha beneficiado de ese depósito.
Cuesta creerle, porque la Agencia Tributaría y la Fiscalía Anticorrupción le consideraron uno de los cuatro beneficiarios de la cuenta de su padre en Suiza en la investigación abierta por la Audiencia Nacional y luego archivada tras la regularización de las sumas defraudadas.
Como su progenitor murió hace seis meses, a él le corresponde la cuarta parte de esos dos millones de euros. Puede que no haya tocado un solo céntimo, pero la cuarta parte es suya.
Y lo más relevante es que Artur Mas sigue sin dar ningún tipo de explicación pública sobre el origen de esos dos millones de euros en Suiza.
Afirma ‘El Mundo’ que Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, ha revelado que la Agencia Tributaria, cumpliendo con su obligación, ha iniciado una investigación sobre esa cuenta de la familia Mas en el banco UBS.
En torno a la existencia de cuentas en el extranjero vinculadas a los líderes de Convergència i Unió, revelada por la Policía Judicial en uno de sus informes internos, Montoro señaló:
«En relación con las informaciones que están apareciendo en estos últimos días, relativas a dirigentes de la Comunidad Autónoma de Cataluña, la obligación de la Agencia Tributaria, cuando hay indicios de cuentas en otros países y paraísos fiscales que no se han declarado a la Hacienda Pública, es investigar».
A este respecto resultan muy significativas las palabras de Rajoy, que habitualmente mide mucho lo que dice, cuando, tras desmentir las desaforadas imputaciones del líder de CiU, comentó que si Mas «tiene un problema, no debe tratar de trasladárselo a otro».
Las querellas son en este contexto una mera cortina de humo de Mas y Pujol para despistar a la opinión pública y ganar tiempo.
Y no se puede pasar por alto que al haberlas presentado en los juzgados de Barcelona, contra lo que establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el ex presidet y el president catalán intentan ‘jugar el partido en casa’, conscientes de que los jueces catalanes pueden a ser mucho más favorables a ellos y a sus tesis de lo que serían los tribunales de cualquier otro lado.
Las dos querellas sólo pueden ser instruidas en Madrid, que es el lugar donde se edita y se imprime en primer lugar el periódico contra que litigan.
Es evidente que la inmensa mayoría d elos jueces catalanes son excelentes profesionales y brillantes juristas, pero determinadas resoluciones y líneas de instrucción sólo se entienden en función del clima de condescendencia que promueve el proyecto totalizador del nacionalismo catalán.
Y prueba de ello es que hace ya tres años y medio que mucho de lo que está aflorando ahora era público y notorio.