Deja la llave de la consulta independentista en manos de Junqueras al comprometerse a no prorrogar ese plazo si no es de mutuo acuerdo
El titular con el que su portada un diario tan de CiU y tan proclive a agradar al poder como ‘La Vanguardia’ lo dice casi todo: «Mas cede ante Esquerra para garatizarse el Gobierno».
Y ha cedido en todo. La mayor parte de los medios ponen este 19 de diciembre de 2012 el acento en el pacto de celebrar un referéndum independestita en 2014, pero los aspectos económios del acuerdo ponen los pelos de punta.
Lo desquiciado del acuerdo entre CiU y ERC alimenta las teorías sobre su fragilidad y el escepticismo respecto a su perdurabilidad.
De hecho, elpacto para celebrar la consulta el 2014 marca un término que afecta a la propia legislatura. Con el compromiso adquirido por CiU respecto a los plazos, si cuando llegue el momento CiU no lo considera oportuno, Esquerra Republicana tendrá en su mano retirar el apoyo al Govern de Mas y forzar su caída.
Claro que CiU podría entonces buscar otros aliados, pero sólo podrían ser PSC y PP y por lo tanto siempre a cambio de renunciar a la consulta.
En cualquier caso, el presidente de la Generalitat se ha compromteido a convocar un referéndum ilegal que sólo puede generar frustración, fractura social y más incertidumbre sobre España.
Al empeño de Mas por perseguir la quimera de la soberanía no es ajeno el estado de las cloacas de la Administración catalana y de su propio partido.
Las investigaciones apuntan a que todo un sistema corrupto está a punto de reventar. Es lógico pensar que esa situación ha pesado en la decisión de los nacionalistas, que optan por emprender una huida hacia adelante.
Los datos que está filtrando la UDEF desvelan una enorme trama de corrupción vinculada a la cúpula de Convergència.
Sus dirigentes aprovechaban su posición para cobrar comisiones por beneficiar a determinadas empresas en los concursos y adjudicaciones -como en las ITV-, saquear fondos de entidades que controlaban -caso del Palau- o exigir grandes sumas a cambio de trámites administrativos -como sucedió con las multinacionales japonesas que querían deslocalizar sus compañías de Cataluña-.
Y algunas grabaciones indican que el presidente Mas estaba al tanto de lo que se hacía.
Parte del dinero recaudado por estas prácticas ha sido utilizado para financiar el partido, pero cada vez parece más evidente que una buena porción ha servido para incrementar el patrimonio del clan Pujol.
Todo indica que unos se encargaban de recaudar y otros de colocar el dinero en el extranjero. Y así durante años, como atestiguan también las declaraciones de Javier de la Rosa ante la Policía.
Eso explicaría las inversiones realizadas por los Pujol en México, Argentina o EEUU, y ahora en las Bahamas -como hoy publicamos- para un proyecto de rascacielos en Panamá.
Con este panorama es normal que la clase dirigente de Cataluña quiera poner tierra de por medio lo antes posible y escapar del Estado o, más exactamente de la Justicia, aunque sea a costa de convertirse en rehenes de ERC.