Recomiendan ahora a la empresa que revise las dosis de cafeína
Murió en febrero de 2010 en Nueva Zelanda de una arritmia cardíaca, pero hasta ahora no se han conocido las causas desencadenantes.
Natasha Harris, madre de ocho hijos, falleció a causa del hábito que la empujaba a beberse unos diez litros diarios de Coca-Cola. Al menos así lo ha determinado un grupo de médicos del citado país tras un minucioso examen forense, ante las protestas de la compañía de refrescos, que niega tajantemente tal extremo.
Sea como fuere, y según recogen medios locales allende fronteras, esta mujer en la treintena se había quedado incluso sin dientes y, según su marido, Christopher Hodgkinson, estaba de un humor de perros cuando no bebía Coca Cola, al margen de que le sobrevenían unos espantosos dolores de cabeza.
Según ha informado Radio New Zealand en las últimass horas, el forense David Crerar, que ha sido el encargado de los análisis, recomienda ahora a la empresa que revise las dosis de cafeína que incluye en las bebidas a fin de evitar más casos como este.
Por si fuera poco, según el canal TVNZ, los forenses han detectado que tenía un hígado agrandado a causa de la excesiva ingesta de azúcares, derivados cómo no de la famosa y refrescante bebida.
Uno de sus hijos, además, nació sin esmalte en los dientes a resultas de lo expuesto, tras determinarse también que la sangre de Natasha estaba por debajo de los habituales niveles de potasio.
El informe se ha remitido ahora al Ministerio de Salud de Nueva Zelanda, recomendándose en el mismo que se incluyan claras advertencias en los envases de bebidas gaseosas sobre los peligros de ingerir grandes cantidades de azúcar y cafeína.