“Le estoy esperando con unas ganas enormes de darle un abrazo"
Carlos Franco ya no sabe qué hacer. Tras publicar este periódico su angustiosa carta dirigida a su hijo para que dé señales de vida, todo siguen siendo conjeturas sobre su paradero tras haberse perdido su rastro en la madrugada del pasado 26 de enero, después de que abandonara una conocida discoteca de la zona de Gomila.
En declaraciones a Renovación Balear, el progenitor del desaparecido aporta nuevos datos que ponen aún más misterio, si cabe, a este caso.
Así, declara que, en realidad, existen testimonios de que Diego Franco fue visto en casa de unos amigos al día siguiente de ‘perderse’, a quienes aseguró que se iba a vivir con unos okupas a quienes había conocido, aficionados como él a la música. «Les dijo que se iba a vivir a un piso que estaba vacío, en la zona de la Plaza de Toros, aunque no puedo creerlo ya que le conozco muy bien, y él no haría eso dejándonos a todos con el alma en vilo».
A este testimonio se suma el de una mujer, amiga de Diego, que afirma haberle visto días después en la mencionada zona: «Me llamó y me contó que se lo había encontrado con una mujer en una parada de autobús, y que incluso le saludó, aunque no se paró a hablar con él».
Sea como fuere la Policía tiene constancia de que el joven no ha abandonado la isla. No figura en ningún embarque ni por tierra ni por mar. Los agentes, según relata el padre, han peinado incluso las casas de okupas del lugar mencionado, pero no han dado con su paradero.
«Son ya muchos días los que han pasado y mi miedo crece. Compartíamos casa y nuestra confianza es muy grande. Me hubiera dicho algo si pensaba marcharse. No tiene ningún sentido lo que está pasando. Cortó el 11 de enero sus relaciones con una chica, es verdad, algo que los investigadores barajan como detonante de su desaparición, que califican de voluntaria, pero yo no lo veo así. He hablado con su antigua novia y tampoco sabe nada. Diego es una persona muy sensible y en ocasiones influenciable, y me temo que, quizás, alguien le haya podido hacer daño. No quiero ni pensarlo. Estuvo antes de perderse el rastro en el cumpleaños de su madre, muy feliz, no había ninguna señal de que tuviera ningún problema. Ni mucho menos. Esa noche en la discoteca estuvimos incluso juntos. No noté nada raro, no dijo nada. Todo era normal. Su móvil está desconectado desde entonces. Sólo le pido que dé una señal , que le estoy esperando con unas ganas enormes de darle un abrazo. Que aparezca pronto, por favor. Tiene muchos amigos, muchísimos, se le quiere. Todos le queremos».
La búsqueda no cesa. El radio de acción no conoce fronteras. Sus allegados están moviendo cielo y tierra. Urge una pronta respuesta.