La familia de María Luisa Perún tardó cuatro horas en avisar a la Policía de lo sucedido
A medida que pasan las horas van trascendiendo más detalles sobre el suceso acaecido en la madrugada del pasado jueves en Palma, en el octavo piso del número 23 de la calle Rosselló i Caçadors, lugar en donde una mujer fue encontrada muerta con un fuerte golpe en la cabeza.
Tras la detención de su marido, Antonio L.l, de 82 años de edad, y de su hijo Antonio, de 18, la Policía ha filtrado que la víctima, María Luisa Perún, de 60 años, falleció a resultas de un traumatismo cráneo encefálico y que presentaba además numerosas lesiones resultado de un fuerte forcejeo.
Tanto es así que se sospecha que pudiera haber sido estrangulada previamente con un cable antes de ser golpeada en la parte posterior de la cabeza con unas mancuernas de gimnasia de tres kilos de peso, que fueron encontradas manchadas de sangre en el escenario del crimen.
En la tarde de ayer ambos implicados fueron trasladados a la vivienda para realizar una reconstrucción de los hechos, incurriendo en numerosas contradicciones.
«VI CÓMO MI PADRE LE PEGABA»
Así, el hijo reiteró su inocencia a la vez que culpabiliza a su padre: «Nos tenía atemorizados a todos; esa noche vi cómo pegaba a mi madre. El me dijo que se había suicidado tomando pastillas cuando descubrí el cuerpo. Soy inocente y no sé que hago aquí».
El aludido, que se mostró en todo momento frío en su declaración, sostuvo reiteradamente a su vez que no sabía qué es lo que había pasado esa noche, en una actitud que para algunos viene a significar que está tratando de encubrir a su hijo.
Este último narró además que él se quería marchar a estudiar a Madrid, deseo que no era compartido por su progenitor, pero sí por su madre, circunstancia que al parecer fue el detonante del suceso.
Sea como fuere lo cierto es que ambos se guardaron mucho de avisar a la Policía tras el óbito, ya que la infortunada llevaba fallecida ya cuatro horas cuando llegaron los agentes al domicilio.
RESTOS DE SANGRE
En la inspección ocular se hicieron además de con las mancuernas con un cable supuestamente utilizado para estrangularla, y se hallaron restos de sangre, también, en un pila de la cocina, donde según parece el autor del crimen se lavó las manos. El cadáver apareció en el suelo del pasillo.
En un primer momento los acusados sostuvieron que la mujer se había caído accidentalmente golpeándose con un jarrón, que precisamente fue encontrado junto al cadáver hecho añicos.
Todo apunta a que se rompió durante el forcejeo.
Se da la circunstancia de que marido y mujer habían estado horas antes del óbito en una reunión de vecinos, tratando temas de la comunidad, sin que nadie notara nada anormal: «Ella era una mujer encantadora, él no se llevaba bien apenas con nadie, ya que era muy distante», afirman.
Padre e hijo pasarán en las próximas horas a disposición de la autoridad judicial.