Las semana pasada acabó de una forma extraña con el compromiso del ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, de flexibilizar su objetivo de déficit para 2013 (0,7%) en cuanto Bruselas confirme que da más margen a España, así como a estudiar la fijación de objetivos individuales para cada región. El compromiso fue aplaudido por todas las comunidades autónomas, incluida Castilla-La Mancha, cuyo titular de Hacienda, Arturo Romaní, exigió que «el esfuerzo en términos estructurales sea el mismo» recordando el gran ajuste acometido por su gobierno el año pasado, cuando redujo el déficit del 7,87 al 1,5.
La importancia de flexibilizar el déficit es de suma importancia para alegrar la economía no sólo en Castilla-La Mancha sino también en el resto de España. Precisamente nuestra región, como han subrayado todos los dirigentes populares, ha realizado un esfuerzo brutal para cumplir con todas las exigencias del dichoso déficit y una vez conseguido el objetivo, se espera que la economía vuelva a fluir poco a poco en el ecuador de la legislatura ayudada, por supuesto, por la Administración a través de obra pública.
A estas alturas nadie duda de la seriedad y el empeño del Gobierno regional a la hora de cumplir sus objetivos aunque el conseguirlo haya supuesto un esfuerzo tremendo y haya generado descontentos en determinados sectores. Pero el caso de Italia donde la ciudadanía no ha dado su confianza a un gobierno presidido por tecnócratas tiene que hacer pensar a los dirigentes de la Junta de Comunidades de que sólo con cumplir con el déficit no basta. Es necesario también recuperar el ritmo perdido de la economía y dotarla de una alegría que hoy día no tiene.
Los objetivos se han logrado. Ahora hay que marcarse otros porque aunque la herencia recibida fue horrible, hay que continuar el camino. Ya se han dado muchos pasos y el anuncio del ministro Montoro de flexibilizar el déficit hace pensar que a partir de ahora se va a hacer más ligero. Eso esperamos todos.
