El secretario general del PSOE en Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, aprovecha cualquier situación por inverosímil que parezca para reprochar a la presidenta del gobierno regional, María Dolores de Cospedal, que no comparezca ante los medios de comunicación no sea que le pregunten algo molesto. El último ejemplo lo encontramos con su viaje a Londres en busca de inversores: García-Page, ni corto ni perezoso, le acusó de huir para no dar una rueda de prensa en Génova, como acostumbraba hasta hace poco cada lunes. Ahí queda la opinión del líder de los socialistas castellano-manchegos.
Sin embargo, parece que al también alcalde de Toledo no le gustan tampoco las ruedas de prensa. Él, que con tanto entusiasmo critica a Cospedal, sí las convoca, se deja querer, pero si le preguntan algo que él considera que no deberían preguntarle sale por la tangente, hace alarde de un magnífico verbo y espera. Como el/la periodista insista él se enroca y si la lucha dialéctica continúa, se harta: «Usted pregunte lo que quiera que yo le contestaré lo que me de la gana».
El último episodio de este desencuentro de Page con los periodistas ocurrió el sábado en la localidad conquense de Beteta. Allí, un periodista de Castilla-La Mancha Televisión – la tele creada por José Bono de forma bastante particular porque nunca hubo oposiciones, aunque de esto hablaremos otro día – le preguntó por las fotografías mostradas por el portavoz del PSOE en las Cortes, José Luis Martínez Guijarro, sobre las supuestas inundaciones en los terrenos que albergarán el Almacén Temporal Centralizado, una pregunta bastante lógica ya que el PSOE no ha informado acerca de la procedencia de las fotos falsas. No le gustó nada la pregunta a Page quien recriminó al periodista su medio y finalizó indicando lo dicho, que él preguntara que ya contestaría lo que quisiese.
Quedan lejos los tiempos en los que tanto el PSOE como la Junta de Comunidades, cuando la gobernaban, dominaban los medios de comunicación en Castilla-La Mancha. A lo bueno uno se acostumbra rápido, pero a lo malo se tarda más. Esto le debe pasar a García-Page, que aún no se ha acostumbrado a su nuevo rol.
