Asistieron encantados a clase provistos de los últimos avances tecnológicos tras desembolsar 20 euros
A falta quizás de otra cosa mejor que hacer, y para sustentar su ‘magnífica’ presencia en las redes sociales, el PP balear se embarcó el pasado año en un periplo informático harto curioso: enseñar a sus altos cargos a dominar Twitter.
Previo desembolso de 20 euros, algún que otro diputado/a, directores generales, consellers del Consell de Mallorca -la mayoría de ellos con su BUP bajo el brazo como mayor logro académico-, asesores contratados a dedo e ‘hijos de ‘, en el buen sentido de la palabra, así como otros ‘espontáneos’ entre los que se encontraba algún cargo de Nuevas Generaciones, se dieron cita en horario de tarde en la sede ‘popular’ de la palmesana calle Palau Reial.
CUENTAS FALSAS Y COLORIDO
La misión, lejos de obedecer a la preparación de algún que otro complot tendente a estropear aún más la situación, o hacer la puñeta con más ahínco si cabe, consistía en lo apuntado, esto es, en aprender a tuitear con fluidez y hacer variopintas virguerías con los hashtag, los enlaces, el Twitpic… Los más lanzados se interesaron incluso en cómo cambiar el fondo de su perfil, para darles así un atrevido toque de color y dejar pasmado al más pintado.
Hubo hasta quien llegó a pedir ayuda sobre la forma de manejar las cuentas falsas que había abierto previa consigna, ya que no daba abasto.
De la mano de una experta profesora ducha en tales lides, y quizás pagada con lo recolectado, se pasaron así unas cuantas tardes embarcados en esta curiosa aventura, navegando a todo teclado y esquivando entre los 140 caracteres de rigor los escollos que iban atravesándose en su cuestionable travesía.
MERIENDA DE RIGOR
La maniobra orquestal, que contaba como único sonido de fondo con los prestos dedos sobre los artefactos de última tecnología que todos portaban, tan sólo quedaba rota de vez en cuando por alguna que otra exclamación de sorpresa o gozo, que repicaba a modo de eco en las paredes de la primera planta del lugar ubicada al efecto, precisamente donde se celebran las habituales ruedas de prensa.
Después de las clases, y a modo de detalle, se obsequiaba a los asistentes con un amplio surtido de bollería fina que diligentemente se servía en el hall de la sede, a salvo de miradas indiscretas y a resguardo de algún que otro goloso ajeno al clan político.
Bajo la atenta mirada de la organizadora, la misma persona que la pifió hace poco con los mails dirigidos a los ‘opinadores’ que fueron enviados por error a los medios de comunicación, el curso se culminó con gran éxito.
He ahí, quién sabe, la explicación de la presteza de que hacen ahora gala en las distintas instituciones y administraciones públicas los antaño aplicados alumnos.
Hay quien dice que algunos pueden tuitear ya a dos manos, una volcada en una tablet y la otra en un iPhone.
Quizás sea éste su mayor logro durante esta legislatura.