OPINIÓN/ BAJO EL CHAPARRÓN

Y María Dolores de Cospedal dijo «basta» llamando a las cosas por su nombre

Nunca Castilla-La Mancha ha vivido el acoso que están sufriendo en la actualidad los políticos populares

Los "escraches" en la región comenzaron hace un año y medio, con la nueva legislatura

Nunca en la historia de Castilla-La Mancha, la región inventada en la transición que alejó de Madrid provincias hasta ese momento hermanas, ha vivido el acoso que están sufriendo algunos políticos. Digo algunos porque este hostigamiento – e intento de derribo – sólo lo padecen alcaldes, diputados, consejeros y, sobre todo, la presidenta del Gobierno regional y número dos de los populares, María Dolores de Cospedal, que por fin se ha plantado y ha dicho «basta» llamando a las cosas por su nombre.

Jamás ningún presidente de la Junta de Comunidades ni ningún consejero han tenido que acudir a actos públicos escoltados y custodiados por la policía nacional como ocurre desde el inicio de la legislatura. Porque los «escarches» que lleva a cabo la plataforma anti-desahucios desde hace relativamente poco lo sufren la presidenta regional y los consejeros desde hace casi un año y medio. No hay más que asistir a cualquier acto público en el que tenga programada su presencia tanto Cospedal como cualquier consejero para comprobar como puntuales, en la puerta, siempre hay un grupo que les esperan con pancartas y pitos para recordarles que la decisión de la mayoría de los ciudadanos de Castilla-La Mancha no cuenta, que son intrusos en Fuensalida.

Las decisiones tomadas por la presidenta regional han podido ser impopulares y dolorosas pero no ha habido más remedio. Hace poco ella misma reconocía que entre todos hemos salvado, por ejemplo, una sanidad pública para todos que estaba en la ruina, amenazada de muerte. Sin embargo, aquellos que vivieron en la abundancia y gastaron lo que no era suyo y además no tenían, se muestran encantados con tanto acoso y tanta presión.

Esta es la España cainita que a muchos les viene bien que permanezca. Mientras hay tensión hay esperanza.

 

 

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