La semana viene marcada, como todo, por la economía. La misma que aupó a Mariano Rajoy a la Presidencia del Gobierno, la misma que hundió al PSOE en Castilla-La Mancha tras conocerse que gastó e hipotecó a la región derrochando lo que no tenía, la misma que deprime día sí y día también a la ciudadanía… Es la misma pero con peor cara, la de más de seis millones de parados. Que se dice pronto.
Sin embargo, en todo este día de la marmota que vivimos ya desde hace mucho tiempo encontramos noticias que nos permiten mirar con algo de optimismo el futuro. Entre ellas destaca que en el último año sólo Castilla-La Mancha redujo su tasa de deuda pública respecto al PIB, al pasar del 18,10% al 17,4% en 2012. No es un comienzo sino parte del camino andado que tiene que dar sus frutos sí o sí en un futuro cercano.
El segundo empujón lo podemos ver en las declaraciones del secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, quien no hace sino confirmar que la Junta de Comunidades pondrá punto y final a la deuda con los ayuntamientos, tal y como dijo hace pocos días el consejero de Hacienda, Arturo Romaní.
En concreto, Beteta ha explicado que el Gobierno pedirá a las comunidades autónomas que incluyan en el próximo plan de pago a proveedores, cuyo decreto ley «saldrá en pocos días», las cantidades que adeudan a sus ayuntamientos.
A partir de aquí cada palo – o ayuntamiento – tendrá que aguantar su vela porque este plan de pago a proveedores será el último. ¿Habrán aprendido la lección los equipos de Gobierno de los ayuntamientos?
