Fue descubierta cuando quiso impedir en el hospital que diera de mamar al recién nacido y trató de huir con él
La Corte Suprema de Inglaterra no ha querido dar ni el nombre siquiera de la madre, y menos aún de la hija, en un estremecedor caso de crueldad infantil que ha sacudido a la opinión pública del país, y que hasta ahora se ha mantenido en el más absoluto secreto.
La víctima, tal y como recoge en las últimas horas el diario The Guardian, es una chica de 16 años de edad que ha dado a luz a un niño tras haber sido sometida, desde que contaba 14, a continuas sesiones de inseminación artificial por parte de su perturbada madre, empeñada en aumentar su prole de tres hijos adoptados.
GRITOS Y SÚPLICAS
El macabro plan lo perpetró la que ahora ha sido condenada cinco años de cárcel tras contactar a través de Internet con Cryos International, un banco de venta de esperma a nivel nacional, tanto a clínicas como a particulares con sede en Dinamarca.
Una vez recibió en su domicilio la dominante mujer la pertinente entrega, se dedicó con ahínco, y sin importarle lo más mínimo los gritos y súplicas de su hija adoptada que incluso conllevaron a algunos vecinos a denunciar el escándalo, a inocularle con inyecciones los espermatozoides.
DUCHAS CON VINAGRE Y LIMÓN
Como preámbulo, y para asegurarse de que quedara embarazada cuanto antes, la sometía a duchas vaginales con vinagre y jugo de limón, y a comer además una dieta especial, circunstancia ésta última que obedecía a que estaba convencida de que con ciertos alimentos podía controlar que el recién nacido fuese un varón tal y como deseaba.
La verdad salió finalmente a la luz cuando en el hospital, tras el parto, las enfermeras observaron la anómala conducta de la madre hacia su hija, a la que tenía auténtico pavor y que no dejaba siquiera que cogiera al bebé en brazos.
En un momento dado, al ser reprendida porque no dejaba que la chica diera de mamar al niño, optó por agarrarlo y salir corriendo, momento en que fue interceptada y se dio la alarma.
PENSÓ QUE ASÍ LA QUERRÍA MÁS
El juez Parker que ha emitido la sentencia ha dejado claro que no existen actualmente controles para evitar esta compra on line de semen, aunque ha hecho un llamamiento a las autoridades pertinentes para que de alguna manera se realice un control más exhaustivo del tema, dado que la condenada tan sólo tuvo que facilitar su correo electrónico y dirección para recibir en casa tan curiosa entrega.
La niña, para colmo, ha dicho que no se negó en principio a las pretensiones de la madre «porque pensé que así me querría más». De poco le sirvió arrepentirse más tarde.