Nos cuentan, no sin sorna, que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo y que hay quien se lleva en Castilla-La Mancha la medalla de oro al más caradura.
Durante el día de ayer el diputado socialista, José Molina, se quejó amargamente de que con la supresión de la dedicación exclusiva no puede estar ni dedicándose por completo a la enseñanza (que no se ocupa) ni ejercer como a él le gustaría la labor de oposición. «No puedo estar ni en un sitio ni en otro», lamentó.
Precisamente ayer ejerció su derecho a la huelga y pudo asistir al Pleno de las Cortes sin tener que pedir permiso en el colegio donde dice que trabaja. Con el pataleo como excusa, tanto él como sus compañeros de bancada se levantaron y abandonaron el Pleno dejando sola a la portavoz de Empleo, Milagros Tolón. Los mismos que han llevado al Constitucional su queja por no cobrar como diputados y porque no les dejan ejercer la oposición a tiempo completo dieron ejemplo a la ciudadanía abandonando su trabajo, algo que por cierto les recriminó la consejera de Empleo y Economía, Carmen Casero.
Molina debería rectificar las declaraciones de ayer, ser coherente y reconocer que no trabaja ni en un sitio, ni en otro. Lo de estar es otra cosa.