A estas alturas de la película de Geacam, con las palomitas casi finiquitadas y preguntándonos por qué no pedimos la bebida en vaso grande, todo el mundo sabe que la mayor empresa pública de Castilla-La Mancha está al límite por una nefasta gestión financiera y de personal del Gobierno de José María Barreda y una posición del sindicato CC.OO. contraria a más del 70% de los trabajadores.
La retirada del ERE que afectaba a 78 trabajadores de la empresa se ha convertido en un punto de inflexión en el que todas las partes parece que toman aire para afrontar la última etapa del camino. De hecho, nos cuentan que desde la Consejería de Agricultura están multiplicando los contactos y las reuniones con todo aquél que tiene que ver y decir en el duro proceso con el objetivo de encontrar una solución basada en el consenso y ver qué pueden aportar.
El consejero de Presidencia y Administraciones Públicas, Leandro Esteban, indicó ayer que «parece que algunos están más en la idea de intentar dificultar» el acuerdo «inmensamente mayoritario» entre los representantes de los trabajadores, los trabajadores individualmente y el Gobierno regional, en clara referencia al sindicato CC.OO.
Además, Esteban Esteban indicó que el hecho de que se vaya al «traste» ese acuerdo deja el futuro de Geacam «muy maltrecho», por lo que ha subrayado que, aunque tiene que respetar lo que otros vayan a hacer, es «una mala noticia que no se entiende muy bien».
El futuro de Geacam es una incógnita incluso para la propia Consejería de Agricultura, que no contempla ninguna privatización de momento. Todo dependerá de las reuniones y del espíritu con el que acudan a ellas todos los implicados, especialmente CC.OO. El futuro de casi 2000 trabajadores está en el aire.
