“Nunca sabremos por qué se metió sin comunicárselo a nadie, no había ninguna razón para que fuera allí”
No tenía por qué estar allí. Simplemente abrió la puerta del recinto de los tigres de Sumatra y esperó a que uno de ellos se le echara encima. Sarah McClay, de 24 años de edad, falleció tras una serie de zarpazos que le afectaron cuello y cabeza, apenas cuatro horas después de que hubiera sido rescatada y llevada en helicóptero al hospital.
Ocurrió este viernes a las 16 horas en en el Parque de Animales Salvajes de South Lakes, ‘South Lakes Wild Animal Park‘, en el condado de Cumbria (norte de Inglaterra), donde trabajaba como experta cuidadora, y en donde no quiso seguir los estrictos protocolos de seguridad que prohíben el contacto directo con los felinos, según da cuenta BBC News.
POSIBLE SUICIDIO
El superintendente de la policía de Cumbria, Andrew Slattery, ha dicho que el tema se está investigando a fondo, mientras otras fuentes apuntan a un posible suicidio dado que, según el propietario del zoo, David Gill, «no había ninguna razón» por la que la trabajadora tuviera que estar dentro del recinto de los animales:
«Los trabajadores del centro no deben estar nunca en contacto directo con los tigres. Los protocolos y procedimientos son muy estrictos y la víctima del ataque no los siguió. Por razones inexplicables, abrió la puerta y entró dentro del recinto. Nunca sabremos porqué entró sin comunicárselo a nadie. No había ninguna razón para que fuera allí».
El ataque fue presenciado por un visitante que se encontraba en el zoo, lugar que fue evacuado tras el suceso, aunque ya está a pleno rendimiento de nuevo.
McClay, que murió finalmente en en el centro médico Royal Preston Hospital donde fue llevada, ha sido descrita como una «chica feliz y alegre», y nadie se explica lo sucedido.