La entidad benéfica de la Iglesia atendió a casi 9.500 personas en graves dificultades el pasado año
Cáritas Mallorca lo ha dejado claro: los inmigrantes sin papeles, incluso aquellos que sufren enfermedades urgentes y donde se incluyen embarazadas menores, «siguen encontrando obstáculos para acceder a los servicios sanitarios públicos».
Margalida Riutort, secretaria general de la organización, ha asegurado así que desde que entró en vigor la orden de retirar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes irregulares muchos voluntarios de su organización han tenido que acompañar a personas «sin papeles» a centros sanitarios, «para que se les prestara la atención que previamente se les había negado».
Considera de esta forma que, en contra de los argumentos del Govern, el caso del senegalés Alpha Pam, que murió por tuberculosis sin ser diagnosticado, «no es excepcional»:
«Ha empeorado el acceso de las personas a la sanidad pública» y Cáritas, en colaboración con otras organizaciones como Médicos del Mundo, ha denunciado «prácticas irregulares en admisión», particularmente en los centros de salud, aunque también ha habido casos en hospitales».
La retirada del derecho a tener un médico de cabecera a los inmigrantes «sin papeles», ha generado que personas que caen enfermas tengan «miedo de ir a los centros de salud» y también que otras con dolencias crónicas abandonen sus tratamientos, ha añadido Riutort.
MENOS DINERO INSTITUCIONAL
Pra colmo de despropósitos el pasado año el Govern y el Consell de Mallorca aportaron a Cáritas unos 600.000 euros, un 40 % menos que en 2011, a pesar de que la entidad benéfica de la Iglesia atendió a casi 9.500 personas en graves dificultades en un contexto de «debilitamiento del Estado del bienestar» que fragmenta la sociedad.
«Volvemos muy atrás en cuanto a la calidad de atención a las personas» necesitadas por parte de las instituciones públicas responsables, ha denunciado la secretaria general de Cáritas Mallorca, Margalida Ruitort, que ha descrito un panorama de «difícil retorno» en el que su organización no da abasto para atender la creciente demanda de ayuda.
Ruitort, que ha presentado la memoria anual de la organización católica, ha subrayado que la crisis económica y la respuesta a ella de las instituciones políticas están generando un incremento del paro, «más restricciones para acceder a ayudas públicas», el agotamiento «del cojín económico de las familias», el desencanto de los jóvenes que ven imposible su acceso al mercado laboral, el crecimiento de la población infantil en riesgo de exclusión y la multiplicación de las dolencias mentales, entre otros problemas.
Frente a ello, con un presupuesto de 3,2 millones de euros, el año pasado Cáritas prestó ayuda para el mantenimiento de la vivienda a 573 familias, una demanda que creció un 22 % y un 36 % en términos cuantitativos, aunque el 41 % de los fondos para ayudas directas los destinó a la compra de alimentos y productos de higiene básicos, una partida en la que no se contabilizan las aportaciones en especie de productos no perecederos que se reparten desde las parroquias.