"No teníamos Internet, ni móviles, ni ostias varias"
Recuerdo a Marga en el aparcamiento de la antigua redacción de lo que a finales de 1981 empezó siendo El Día de Baleares, luego El Día 16 de Baleares y, más tarde, El Día del Mundo.
Estaba ubicado el periódico donde pasé casi 15 años en los antiguos locales de Garí, esquina Avenida 16 de julio del Polígono de Son Castelló, y esa soleada mañana de verano de principios de los noventa se encontraba junto a una amiga. Un perro nos merodeaba, y ella sonreía mientras charlábamos. Era una sonrisa de las buenas. De las de verdad. Traslucía bondad y ternura infinita.
Acababa de salir de la redacción, de hablar con Biel Ramis, que era por entonces el redactor jefe, y le habían encargado unos reportajes. Estaba algo nerviosa por la responsabilidad. Charlamos un rato, y se fue. Coincidimos unas cuantas veces más, aunque después la perdí de vista. Han pasado ya unos veinte años, o más, qué más da, pero a veces pienso que yo me quedé allí…para siempre…
TODO ERA DISTINTO
Conviene recordar que en esa época el periodismo era otra cosa. No teníamos Internet, ni móviles, ni ostias varias, y sacar adelante una información rigurosa costaba quizás el doble de esfuerzo que ahora; pero le echábamos ganas, y muchas.
Nuestros competidores eran el DM, UH y el Baleares. No había nadie más. No existía Facebook ni Twitter, ni advenedizos haciendo periódicos en webs tocando las pelotas y, desde luego, ni de lejos sonábamos que muchos de nosotros, algún día, aspiraríamos a ocupar algún gabinete de prensa a modo de puta para poder ganar un poco más. Algunos resistimos, salvo que algún otro corto ‘tropiezo’. Todos cometemos errores..Ella era de raza y no cayó.
Un día la vi en Canal 4, y en IB3, presentando las noticias. Estaba igual. Me alegré por ella. La nostalgia me hizo recordar aquellos años, las charlas y las risas con Biel Ramis, Tomàs Bordoy, Juan Luis Ruiz Collado, Javier Jiménez, Pep Roig, Francisco Riutort, Damián Caubet, Javier Lacosta, Toni Fuster, Torres Blasco, Diego Feliu, Pau Pons, Angel Neila, María José Merino, José Negrón, José Luis Miró, Felipe Armendáriz, Pilar Ripoll, Xisco Seguí y tantos otros. A algunos me los encontré luego en redacción cuando trabajé en Ultima Hora, o en Diario 16, o en las ruedas de prensa, pero a Marga ya no la vi nunca más.
Ya no podrá ser.
Tengo la certeza, desde hace un tiempo, de que las palabras no tienen alma, ni eco siquiera, que están muertas, y que la vida no es más que algo a lo que tratamos de dar forma en el espejismo de un devenir cósmico en el que sólo tenemos cabida un rato, el mismo que pasé aquella mañana en el aparcamiento, y en cuyo derredor se quedó, quién sabe si congelada eternamente, gran parte de mi vida. No creo que ninguna sonrisa puede derretirla ya, y menos que fluya por este cauce amargo hasta llegar de nuevo a mi corazón haciéndolo latir como entonces.
La muerte no viene de golpe…