La Policía analiza el vídeo para tratar de depurar responsabilidades y abre un proceso penal
Al joven de 29 años no se le ocurrió nada mejor que querer inmortalizar la escena del derrumbe de un edificio de de dos pisos con su móvil, con tan mala fortuna que lo que grabó fue su propia muerte, al ser aplastado por unos ladrillos que rebotaron al caer.
Yevgueni Titov estaba casado y tenía una hija de tres años, y momentos antes del suceso había salido de la tienda donde trabajaba para presenciar en directo el espectáculo, sin que ninguno de los encargados de la demolición le advirtiera que estaba demasiado cerca.
Su temeridad le costó cara. Como puede apreciarse en las imágenes la avalancha fue de impacto, y no sólo le alcanzó a él, sino a otros compañeros, uno de los cuales le estaba grabando, aunque más alejado.
A resultas de las heridas que sufrió nada se pudo hacer por Yevgueni una vez fue trasladado de urgencia al hospital más cercano.
La Policía trata ahora de depurar responsabilidades por lo que parece un claro delito de negligencia laboral. El vídeo se analiza en el Departamento de Investigación del lugar, y ya se ha abierto un proceso penal.