Ana Taboada vive a unos 20 metros de las vías del tren y estaba en su casa cuando escuchó una explosión. En ese momento, según explica, abrió la puerta, vio una enorme polvareda y se dirigió hacia el lugar del accidente. Al llegar al punto del suceso trató de ayudar a las víctimas que seguían con vida, algunas caminaban por su propio pie.