"Es importante que todos los inmigrantes tengan un nivel de salud aceptable para minimizar los costos”
Las autoridades neozelandesas no se andan con contemplaciones, y les importa al parecer muy poco las críticas que pueda acarrear la decisión que acaban de tomar: negarle a un chef sudafricano la visa de trabajo ya que consideran que está demasiado gordo.
El saludable Albert Buitenhuis, de 50 años, cuyo peso actual es 130 kilos, lleva trabajando en el país seis años en compañía de su esposa Marthie, de 47, y jamás había sido un problema ‘de peso’ para nadie.
Y ESO QUE PESABA 160 KILOS
Cuando llegó con su mujer a la ciudad de Christchurch, la Oficina de Inmigración neozelandesa no le puso ninguna pega, y eso que por entonces pesaba 160 kilos. Su mujer lo ha explicado al diario local ‘The Press‘:
«Hemos renovado los papeles cada año y nunca hubo problemas. Nunca mencionaron el peso de Albert o su salud. Es irónico que ahora pese menos que cuando llegamos por primera vez y tras su primer examen médico, que fue aprobado por las autoridades de inmigración.»
Las tornas, sin embargo, han cambiado, y los responsables justifican su decisión afirmando que «su obesidad supone un riesgo para los servicios sociales».
DESPEDIDOS
El pasado uno de mayo, las autoridades locales denegaron la renovación y forzaron a la pareja a abandonar sus puestos de trabajo en un restaurante de manera inmediata.
Desde entonces, según recoge la agencia Efe haciéndose eco de la BBC, ambos se han refugiado en casa de la hermana de la mujer, en la ciudad de Auckland, mientras luchan para permanecer en el país y evitar la deportación.
Un portavoz de la Oficina de Inmigración declaró al diario neozelandés que el peso de Albert supone un «riesgo significativo» de sufrir diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas o cáncer:
«Es importante que todos los inmigrantes tengan un nivel de salud aceptable para minimizar los costos y mantener los servicios de salud en Nueva Zelanda».