El maquinista se sinceró ante el comisario jefe de la Brigada Judicial de La Coruña en los instantes posteriores al accidente
El atestado elaborado por la Policía sobre el accidente ferroviario registrado en Santiago de Compostela, en el que fallecieron 79 personas, concluye que el maquinista Francisco José Garzón presionó todo el tiempo el pedal conocido como ‘hombre muerto’, un dispositivo de seguridad que detiene automáticamente el tren en caso de que el conductor se desvanezca o se ausente de la cabina durante un período.
Si el conductor de un ferrocarril deja de presionar este dispositivo, a los 27,5 segundos el tren se hubiera frenado.
Pero, según han informado a Europa Press fuentes de la investigación, el atestado que ha sido entregado al titular del Juzgado número tres de Santiago, Luis Aláez, recoge que el maquinista fue presionando todo el tiempo este pedal.
En su relato este domingo ante el juez, Francisco José Garzón, de 52 años de edad, asumió que cometió un fallo humano por un despiste al entrar a 190 kilómetros por hora en una curva limitada a 80 kilómetros por hora, según han asegurado a Europa Press fuentes conocedoras del testimonio del conductor del convoy.
Para su atestado, la Policía intentó recoger testimonio sobre el suceso al otro maquinista que hizo el recorrido desde Madrid y que dio el relevo a Francisco José Garzón en Orense, pero no logró localizarlo para incorporar sus declaraciones a este primer atestado, según las fuentes consultadas.
El contenido del atestado policial y del sumario del accidente del tren de Santiago reconstruye los trágicos momentos que se vivieron en el lugar del siniestro. Y muestra a un maquinista destrozado.
El comisario jefe de la Brigada Judicial de La Coruña fue de los primeros en hablar con Garzón.
En ese momento ardían dos de los vagones y uno de ellos se había elevado «seis o siete metros por encima de la vía».
El comisario ordenó instalar un puesto de mando desde el que coordinar los servicios y evitar el caos. En ello estaba cuando se le acercó un antidisturbios con otra persona.
«Es el maquinista del tren accidentado», comentó el agente.
El comisario cuenta:
«Al ver que tenía una herida en la cara, le invité a sentarse en un banco del puesto de mando».
El comisario le preguntó por su salud.
«Estoy herido leve. Pero yo no soy lo importante, lo importante son los pasajeros», le respondió Garzón.
Y este añadió en tres ocasiones: «La he jodido».
El comisario entonces le inquirió: «¿Qué ha ocurrido?» y Garzón respondió: «Pues que circulaba a 190 kilómetros por hora».
El maquinista, inquieto, le preguntó al mando policial: «¿Ha muerto alguien».
El comisario prefirió ocultarle la verdad, al ver sus heridas y su nerviosismo:
«No se preocupe ahora de eso».
«¿Pero cómo quiere que me calme? Con lo que he provocado, prefiero morirme».
Lo repitió en cuatro ocasiones. Poco después, los servicios de emergencia se lo llevaron.
El atestado policial también alude a la necesidad de investigar las llamadas efectuadas por Francisco José Garzón.
Precisamente, este domingo 28 de julio de 2013, antes de iniciar el interrogatorio al conductor del convoy, en primer lugar se realizó en dependencias judiciales una diligencia relacionada con su móvil.
Lo que sí se incorporó al atestado fueron testimonios recabados entre supervivientes del descarrilamiento del tren. Así, la Policía Judicial estuvo contactando con los pasajeros que resultaron ilesos y aquellos que sus heridas les permitían desplazarse hasta dependencias policiales.
En esa toma de declaraciones se les preguntó a los pasajeros del Alvia accidentado cómo había transcurrido el viaje hasta el momento en que el tren descarriló, pasadas las 20.30 horas del miércoles en la curva A Grandeira, en el lugar de Angrois, a unos cuatro kilómetros de la estación ferroviaria de Santiago de Compostela.
La Policía, que se encargó de elaborar el atestado sobre el siniestro que entregó al juez, intentó averiguar si los pasajeros habían percibido algo que les resultase extraño durante el viaje y cómo se desarrollaron los acontecimientos posteriores al descarrilamiento.
Francisco José Garzón quedó este domingo en libertad, imputado por 79 delitos de homicidio, tantos como víctimas mortales ha provocado hasta ahora el siniestro, y una pluralidad de delitos de lesiones, todos ellos cometidos por imprudencia profesional.
El homicidio por imprudencia profesional está castigado en el Código Penal con la pena de prisión de entre 1 y 4 años, además de la inhabilitación para la profesión por un período de entre 3 y 6 años.
Ninguna de las partes solicitó prisión para Francisco José Garzón al no apreciarse riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas. El juez acordó su libertad provisional sin fianza, pero el maquinista tendrá que comparecer semanalmente en el juzgado que se designe.
Además, se le prohibió salir del territorio nacional sin autorización judicial durante seis meses y se le intervino de forma cautelar la licencia profesional para la conducción de ferrocarriles por igual plazo.