«¡La cagué, la cagué, la cagué!». Tres veces repite esta frase el conductor del Alvia de Santiago, nada más producirse el accidente en la conversación que mantiene con Adif donde cuenta que ha descarrilado el convoy y que iba a 190 kilómetros por hora.
Esa información ha quedado grabadas como el resto en la memoria de las cajas negras del tren, que ayer fueron desprecintadas por orden del juez instructor, tras una diligencia que se complicó porque no se habían hecho copias de seguridad de las dos cajas como es preceptivo.
El juez Luis Aláez estuvo a punto de suspender la diligencia, pero finalmente se optó por pedir instrucciones por escrito al fabricante de las cajas Teloc 2500 sobre como llevar a cabo esas copias de seguridad antes de proceder al volcado de la información. Los peritos se encargaron de llevar a cabo esa pesquisa.
Mientras, tras la sorpresa revelada por la llamada que recibió el maquinista, el juez está a la espera de recibir la información de la compañía telefónica para saber quién hablaba con Garzón y si se trataba de personal de Renfe, como parece.
Franciso José Garzón Amo no ha contado nada sobre dicha comunicación. No se lo dijo a la Policía, ni tampoco al juez.
El diario ‘El País’ ha tenido acceso al audio a la declaración que el maquinista hizo ante el juez y el fiscal y está es su transcipción literal:
- Fiscal. ¿Qué estaba pensando usted antes de entrar en ese segundo túnel [el último antes de la curva fatídica]?
- Garzón. No lo sé, si lo supiera… la lacra que me va a acarrear para toda la vida es tremenda.
- F. Estamos trabajando todos los que estamos aquí, la policía y el resto para saber qué paso por su cabeza. Le pido ese esfuerzo para saber si estábamos centrados…
- G. Señoría, le digo sinceramente que no lo sé, no estoy tan loco como para no frenar.
- F. En otras ocasiones había cogido esos últimos dos túneles…
- G. La única vez que me pasó, por desgracia.
- F. ¿Usted activó el freno en algún momento?
- G. Hombre, pero era inevitable ya.
- F. ¿Qué tipo de freno activó?
- G. Activé el neumático, etcétera. Todos.
- F. ¿En algún momento levantó el pie del pedal de hombre muerto?
- G. No lo sé, el pedal de hombre muerto lo tenemos como inercia ya, muchas veces ni nos enteramos de que hacemos la secuencia, son secuencias cortas de siete segundos.
- F. ¿Cuándo nota usted que el tren se le vence?
- G. Es que en la curva ya veo, ya veo que no la paso, veo que no la paso.
- F. ¿Activa usted el sistema de frenado al entrar en el túnel?
- G. Antes de que se me venza el tren, ya llevo todo activado y veo que no, que no paso.
- F. ¿Vio usted el vídeo del accidente?
- G. No vi ni prensa ni radio ni televisión.
- F. Mejor.
El conductor prosigue en su relato. Se le pregunta por la llamada al servicio de incidencias de Renfe que realizó nada más estrellarse y en la que ya reconoció su exceso de velocidad y los 190 kilómetros por hora a los que circulaba por una curva limitada a 80.
«Tras volcar, lo primero que tiene que hacer cualquier maquinista o trabajador es llamar. Dije que había muchísimos muertos porque era inevitable. A la velocidad que iba, aunque no pudiera ver hacia atrás, yo sé lo que llevo entre manos y sé que ahí tenía que haber desgracia. [Llamé] para activar el protocolo de emergencia».
También asegura que al bajar de la locomotora contó esas mismas impresiones «al gobernador civil» [el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez], uno de los primeros dirigentes que apuntó en privado la hipótesis del error humano.
- Fiscal. ¿Había algún elemento en el trazado, la vía o el vehículo que le hubiera perjudicado en la conducción?.
- Garzón. No, no, no.
- F. Cualquier aspecto del estado de la vía, su trazado o del estado de la máquina o de los sistemas Asfa o ERTMS…
- G. Es que todo va en que yo debo saber que en ese punto debo ponerme a esa velocidad [80 kilómetros por hora], nada más.
- Juez. ¿Recuerda a qué velocidad circulaba cuando tuvo el accidente?
- Garzón. Cuando fue el golpe, andaría entre 180 y 190, no me dio tiempo a nada.
- J. ¿Por qué no redujo?
- G. Es que no le doy explicación, no lo comprendo, cómo no lo vi.
- J. Una cosa es que sea un instante, pero usted circula cuatro kiómetros a una velocidad muy superior a lo que suele hacerlo.
- G. Cuatro kilómetros a 200 kilómetros por hora va muy de prisa.
- J. Al entrar en los túneles no se da cuenta y no reduce la velocidad.
- G. Yo cuando me doy cuenta, es que hay más túneles y yo voy tranquilamente pero no, no, no…
El maquinista aún tuvo tiempo de desmontar las informaciones basadas en una foto que colgó en marzo de 2012 en su perfil personal de Facebook y en la que presumía de circular a más de 200 kilómetros por hora, haciendo bromas sobre los radares de la Guardia Civil.
Garzón explicó que no era él quien pilotaba aquella locomotora. Defendió que la instantánea corresponde a unas prácticas que realizó en Medina del Campo para conocer el estado de las vías y los cruces antes de hacerse a las nuevas máquinas.
«Va otro compañero conduciendo y yo le hago la típica foto al compañero que va circulando. Voy en cabina porque estoy autorizado junto a una serie de compañeros mirando cómo se hacen los cambios. De alguna forma tenemos que aprender».