Alexander Kettler, de 11 años, obliga ahora a los especialistas a estudiar la autenticidad de su hallazgo
Un niño alemán estaba jugando en el ático de su abuela cuando realizó un hallazgo sorprendente en una de sus esquinas: una momia egipcia. La encontró dentro de su sarcófago adornado con jeroglíficos junto a una máscara funeraria y un vaso canopo, un recipiente donde los egipcios depositaban las vísceras del difunto embalsamadas.
Según informa el diario ‘Die Kreiszeitung‘, el niño de 11 años Alexander Kettler, que vive en la ciudad alemana de Diepholz, informó rápidamente a su padre, quien ni corto ni perezoso -no sin antes avisar a la prensa y hacerse una entrevista- cargó con ella en el coche y se la llevó a Berlín para que sea examinada por expertos.
EN EL ABUELO ESTÁ QUIZÁS LA CLAVE
Lutz Wolfgang Kettler, que así es como se llama el progenitor, y que para más señas es dentista, asegura ahora que la posible explicación del asunto radica en que el abuelo del niño, su padre, había realizado en los años 50 un viaje al norte de África, década en la que había montado un tráfico de cuidado con momias auténticas:
«Nadie se quejó nunca de que oliera mal en la casa, todo es muy raro, la momia debía llevar al menos 40 años en el sitio, aunque no sabíamos de su existencia. Será cuestión de pasarla por rayos X, aunque lo que está claro a mi entender es que no parece una réplica ni de lejos».