Se ha convertido en toda una celebridad en Montagnana, un pueblo de la Toscana italiana
«Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal infeliz».
Lo dejó escrito Friedrich Nietzsche, y aunque no viene del todo al caso sirve para dar una idea de que los animales están quizás más cerca de la espiritualidad que muchos que se las dan de buenos, y que en el fondo no son más que unos ‘meapilas’.
UN GATO AGRADECIDO
La historia que sacamos a colación, y que recoge el blog ‘Cerrajeros Zaragoza‘ haciéndose eco ‘Abc‘, nos lleva al pequeño pueblo de la toscana italiana llamado Montagnana. Allí, un día de septiembre de 2011 fallecía Renzo Iozzelli, un hombre de 71 años que había adoptado a un gato al que puso Toldo dos años antes, cuando contaba tres meses de edad.
El día del entierro de Iozzelli, según las fuentes citadas, «Toldo decidió seguir a la comitiva fúnebre hasta el cementerio de Montagnana, un pequeño pueblo de la Toscana italiana, hecho al que nadie dio importancia, Sin embargo, cuando al día siguiente acudió al camposanto acompañada de su hija se encontraron con que el gato ya había visitado la tumba de su dueño, donde había depositado una hoja de acacia».
Y así lo siguió haciendo día tras día hasta ahora, llevándole regalos de lo más diverso que va depositando sobre la tumba tras irlos recogiendo desde que sale de casa al camposanto: ramas, vasos de plástico, pañuelos de papel…
El agradecimiento y la fidelidad, algo que los humanos vamos relegando cada vez más al baúl de los recuerdos, no tiene tiempo ni forma para los ‘animales’.
