Algunos vieron pornografía infantil o acosaron sexualmente a sus hijos
En Miracle Village todos conocen a sus vecinos y saben muy bien de qué pie cojean. Situada en medio de un mar de vegetación verde, donde se planta caña de azúcar, está situada en el sur de Florida, Estados Unidos. Sus doscientos habitantes viven en pequeños y pulcros bungalows, y la mitad de ellos son agresores sexuales en potencia.
Según da cuenta ‘BBC Mundo‘, la gran mayoría ha estado en la cárcel por este tipo de delitos, y todos son hombres, menos una mujer.
CONDICIONADOS
Edgar Walford llegó hace 10 años, cuando el lugar era conocido como Pelican Lake y era el hogar de cortadores de caña y sus familias. Había llegado al sur de Florida desde Jamaica en 1962 y pasó su vida cosechando el azúcar que brotaba de la tierra en cultivos que se perdían en el horizonte.
Ahora está retirado y pasa sus días cuidando su jardín sembrado de yuca, patatas, bananos y muchas otras frutas y vegetales que regala a sus vecinos.
«Es un lugar muy plácido, nadie molesta a nadie», le dice a la BBC. ¿Qué opinión tiene de las decenas de agresores sexuales que han llegado en los últimos años? «Son buenas personas. Tengo muchos amigos. Lo único que extrañamos son los niños, y el bus del colegio ya no viene aquí».
Hay unos pocos chicos que viven en Miracle Village; las leyes de Florida no impiden que delincuentes sexuales vivan en la misma vecindad que menores, aunque los términos de su libertad condicional pueden vetar todo contacto.
Según la ley del estado de Florida, ninguno de ellos puede vivir a menos de 300 metros de una escuela, guardería, parque o lugar de juegos. Algunas ciudades y condados han extendido esas restricciones a 760 metros y en algunos casos han añadido lugares como piscinas, paradas de autobús y bibliotecas.
PUEDEN VIAJAR
Las medidas han sacado a los agresores sexuales de las áreas densamente pobladas, y han hecho de Miracle Village una opción atractiva. Aunque pueden viajar a casi todas partes durante el día, en la noche estos delincuentes tienen que estar en un domicilio que cumpla con las restricciones.
Constantemente llegan solicitudes de residentes potenciales a Miracle Village, «entre 10 y 20 a la semana», le dice a la BBC Jerry Youmans, el coordinador de admisiones y delincuente sexual inscrito.
«Tratamos de no aceptar gente con historial de violencia o drogas o a personas diagnosticadas como pederastas -alguien que sólo se excita sexualmente con niños-. Queremos proteger a los que ya están aquí y a los que estaban antes de que llegáramos».
EL AGRESOR
Christopher Dawson, de 22 años de edad, es un agresor sexual inscrito que tiene prohibido hablarle a quienes tengan menos de 18 años. Cuando él tenía 19 tuvo relaciones sexuales que él dice fueron consensuales con una chica de 14 años. Él creía que ella era mayor.
«La conocí por un año y estuvimos juntos unos pocos meses», recuerda en conversación con la BBC. «Sus padres testificaron en mi contra y fui sentenciado a dos años de arresto domiciliario seguidos de ocho años de libertad condicional».
Cuando violó los términos de su libertad condicional al hablar con el hermano menor de un amigo, pasó cuatro meses en la cárcel. Luego un juez ordenó que se fuera a vivir a Miracle Village, como alternativa a una larga sentencia en prisión.
«A fin de cuentas, ha sido una bendición. Fue difícil dejar a mis padres pero siento que tengo un destino en Miracle Village. Me siento en casa y a salvo aquí… quiero a la gente», expresa.
«A pesar de que tengo la etiqueta de agresor sexual, no soy un monstruo. Cometí un error y enfrenté las consecuencias».
LA COMUNIDAD
Dawson es un músico talentoso y toca los tambores para la banda que anima las ceremonias en la pequeña iglesia de Miracle Village.
Ésta es una comunidad cristiana dedicada a ayudar a los agresores sexuales a reconstruir sus vidas, pero los que no son cristianos son aceptados y todo el mundo es bienvenido en la iglesia. Hay clases de manejo de la ira y se estudia la Biblia. Y, como estipula la libertad condicional, la mayoría de los delincuentes asisten a programas de tratamiento psicológico.