En el país norteafricano al borde de la guerra civil nadie conoce ya la piedad
Las espeluznantes grabaciones de lo que está sucediendo en ese ingobernable país, donde en apenas una semana han muerto 600 personas entre partidarios de Mursi y opositores, no cesan.
La última la protagoniza un manifestante anónimo en la ciudad de Ismailiya, al noreste de Egipto. Durante una de las muchas protestas callejeras uno de los manifestantes, ataviado con un gorro y vestido de blanco, se planta frente a un tanque con los brazos abiertos, pidiendo que pare la masacre. A los pocos segundos recibe la respuesta: una ráfaga de tiros.
La escena provoca un gesto de desesperación en otro de los manifestantes. No hay nada que hacer.