La autopsia a Rainer Völker, de 65 años, revela que murió asfixiado tras la paliza
Dos hombres se colaron por la puerta del aparcamiento del edificio de la calle Ficus de sa Coma, en el término mallorquín de Sant Llorenç des Cardassar, Eran las siete de la mañana. Iban ataviados con botas militares, ropa ajustada de riguroso negro, la cara tapada por un pasamontañas y sendos cascos de motorista. No llevaban armas. Su fuerza física les bastaba. Subieron hasta el cuarto piso y llamaron a la puerta.
ERA SU CUMPLEAÑOS
El relato ha sido reconstruido en las últimas horas por agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que investigan el asesinato este viernes 30 de agosto de 2013 del alemán de 65 años Rainer Völker, y quien fue encontrado amordazado junto a su esposa Irene K, de 76, en el baño de la lujosa vivienda que acababan de alquilar hacía unos pocos días.
La mujer, que celebraba su cumpleaños ese día, y que ha narrado lo sucedido a los encargados del caso, se encuentra ingresada en el Hospital de Manacor a resultas de la paliza que también recibió. Está fuera de peligro.
«EL DINERO, EL DINERO»
Los asaltantes empujaron a la esposa del infortunado nada más entreabrir la puerta: La alemana lo cuenta:
«No reconocí su acento, no eran de nuestro entorno. Me dijeron, ‘el dinero el dinero’, y empezaron a pegarnos. Mi marido se enfrentó a ellos y eso le perdió. Nos ataron y le metieron una toalla en la boca, luego le taparon la cabeza con otras toallas y pañuelos y siguieron pegándole».
Los ladrones sabían muy bien lo que querían. Buscaban los 300.000 euros, o parte de ellos, que había conseguido Rainer con la venta hace escasos días de un restaurante en Cala Millor tras haberlo regentado durante 20 años.
La transacción la cerró con unos rusos. Pero no encontraron nada y se fueron con lo puesto:
«Lo revolvieron todo pero no se llevaron nada, y eso que en la casa había joyas y algo de dinero».
La víctima murió asfixiada. Así lo revela la autopsia, y fue golpeado salvajemente en todo el cuerpo. Desde el asalto hasta que la pareja fue encontrada, al avisar a la Policía una vecina que la oyó sollozar en el cuarto de baño desde su casa en el piso superior, pasaron quince horas. Fue una muerte agónica con la mordaza en la boca.