La menor regresa a Galicia desde Nigeria tras un rescate de película

El calvario de la niña a la que su padre quiso vender como esclava ‘para todo’

Su padre biológico, O.I, se la llevó a Africa sin permiso ni pasaporte

El calvario de la niña a la que su padre quiso vender como esclava 'para todo'
Monica B. abraza a su hija. EFE

El marido y padre de la niña obligó a prostituirse a la madre en un club de alterne de Pontedeume pocos meses después de parir a su primera hija

Todavía no ha cumplido los 10 años y acaba de regresar de una pesadilla de la que aún no es consciente. Su padre biológico, O.I, se la llevó sin permiso ni pasaporte a Nigeria a mediados de julio y la abandonó en una chabola de Benin City durante mes y medio vigilada por unos parientes y otras tres personas a las que pagaba para que la niña no saliera de la vivienda.

La niña, R., regresó a Galicia el 3 de septiembre desde Lagos tras un rescate de película y un atasco diplomático que llevó a su madre, Mónica B. hasta Benin City a buscarla con más dudas que certezas mientras el grupo operativo de Extranjería de la comisaría de la Policía Nacional de Ferrol-Narón detenía en la ciudad naval al progenitor imputado por sustracción de menores y tráfico de seres humanos.

Fuentes de la investigación han relatado que están absolutamente convencidos de que los planes del padre natural de R., un maltratador con antecedentes y con dos órdenes de alejamiento de dos mujeres diferentes, pasaban por venderla como esclava sexual en Dubai.

«Recibió más de 30 llamadas de Dubai», explican, antes de que fuese arrestado y se frustrase la supuesta venta de la niña.

O.I. fue arrestado junto a su actual pareja, una mujer española, el 30 de septiembre, permaneció en el calabozo incomunicado durante 72 horas -plazo máximo- y está en libertad con cargos a la espera de juicio por secuestrar a su hija durante su turno de vacaciones -que concluía el 1 de agosto- y negociar su venta en Oriente Medio como esclava sexual o doméstica.

R.O. es nigeriana pero sólo habla castellano con acento gallego y cumplirá 10 años el próximo mes de febrero. Llegó a España cuando era un bebé de solo tres meses a bordo de una patera que salió de Marruecos y alcanzó la costa de Granada.

Su madre, Mónica B. (Nigeria, 1981), es una inmigrante -que reside legalmente en España- a la que su propio marido y padre de R., un compatriota, obligó a prostituirse en un club de alterne de Pontedeume pocos meses después de parir a su primera hija en la casa de unos pastores en la frontera de Argelia y Marruecos tras de un interminable viaje de un año recorriendo a pie más de 6.000 kilómetros desde Nigeria.

Ella misma lo cuenta a Efe reviviendo la dureza de un periplo vital que le causó problemas psíquicos y de los que salió con la ayuda de la asociación ferrolana O Mencer y con el apoyo de su actual pareja y su familia.

Explica que su exmarido nunca jamás se preocupó por la niña «ni un pañal, ni leche. Nada nunca», apunta, hasta que la pequeña cumplió los 8 años. «Ahora que ya está criada es cuando ya le valía para algo», añade su actual pareja.

Retenida en una chabola sin baño

El padre biológico recurrió al juzgado en 2012 y logró un régimen de visitas a través del punto de mediación familiar ‘A Carón’ de Ferrol. El turno estival del 2013 comenzó a finales de junio, con las vacaciones escolares, y concluía el 1 de agosto.

El 18 de julio, O.I cogió un avión a Lagos con su hija R. y volvió solo. La niña, que tiene pasaporte nigeriano, no llevaba su documentación y su padre había sido advertido por los servicios sociales de que la menor no podía salir de España porque carecía de permiso para regresar, apuntan fuentes del caso.

El 23 de julio, Mónica acudió a la policía local de Fene que remitió su caso a la brigada de Extranjería de la comisaría ferrolana. Se inició una investigación policial al padre natural, O.I, y su entorno con el apoyo de la Fiscalía de Ferrol y escuchas telefónicas y otras tantas diligencias autorizadas por el juzgado ferrolano que terminó con la detención del hombre el 30 de agosto.

Para entonces, R.O ya llevaba un mes secuestrada en Nigeria sin hablar ni una palabra de edo, el idioma que se habla en Benin City. Estaba retenida en una chabola sin baño en el medio de una ciudad caótica, vigilada día y noche, por tres hombres contratados por su propio padre que la dejó al cargo de su abuela y su tía paterna, dos mujeres que eran dos extrañas para ella, y que la golpeaban cuando se distraía jugando y no hacía las tareas que le encomendaban, cuentan las mismas fuentes.

Mónica B, con el apoyo económico de la familia de su marido y siguiendo el consejo de la policía ferrolana, voló desde Madrid a Lagos para tratar de encontrar a su hija.

Recurrió a un familiar que es policía local en Nigeria y a varios parientes para intimidar a las personas que retenían a su hija. Madre e hija se ocultaron luego durante cuatro días en hoteles de Benin y Lagos antes de tomar el avión que las tenía que traer de vuelta a Madrid.

En el aeropuerto, explica, sobornó a varios funcionarios para poder embarcar con su hija sin el permiso paterno y comprarle a la niña un billete extra de vuelta a Nigeria como tapadera.

El 4 de septiembre, Mónica y su hija mayor aterrizaban en el aeropuerto coruñés de Alvedro y ponían fin a una pesadilla que duró casi 50 días.

 

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