Los venden en los mercadillos de la comarca o en otras provincias como Valencia

Pandillas de rumanos «arrasan» los níscalos de la Serranía de Cuenca

Desde el Ayuntamiento de Valdemeca se ha reclamado más vigilancia a la Guardia Civil

Pandillas de rumanos "arrasan" los níscalos de la Serranía de Cuenca
Níscalos. PD.

Sin embargo, el hecho de que se lleven kilos y kilos de setas para hacer negocio, no gusta

Durante las últimas semanas es más que habitual ver a cuadrillas de rumanos en los montes de la Serranía de Cuenca recogiendo setas, sobre todo níscalos. Salen a diario al campo, al alba y regresan con furgonetas repletas de hongos que luego venden en los mercadillos de la comarca e incluso en otras provincias como Valencia, a mejor precio.

Lo saben bien en Valdemeca, la única localidad de la Serranía de Cuenca que tiene regulada esta práctica y que aplica una tasa de cinco euros a los aficionados a la micología. Su alcalde, Román Royuela, tal y como recoge Abc, reconoce que hay cierto malestar en la localidad por su llegada. «No sabemos de dónde vienen, ni dónde duermen. Llegan en furgonetas y los sueltan en el campo», señala. Aunque este municipio tiene regulado el aprovechamiento micológico, estos grupos no pagan la tasa correspondiente.

Ninguna denuncia

Sin embargo, continúa informando Abc, no consta ni según la Subdelegación del Gobierno ni la Junta de Comunidades ninguna denuncia en este sentido ni tampoco por asentamientos ilegales en los pinares, ni por verter basuras en espacios protegidos o hacer fuego al aire. Algo que sí ocurre en otras provincias españolas donde su llegaba masiva a la busca de las seta ya ha provocado numerosas denuncias. Está ocurriendo, por ejemplo, en Castilla y León y Galicia.

Desde el Consistorio de Valdemeca reclamaron más vigilancia a la Guardia Civil, aunque reconocen que «es difícil controlar todo el monte y a todos», al tiempo que aseguraron que se han producido ya algunos desencuentros con los vecinos, que en muchas ocasiones «no se atreven» a decirles nada.

Familias enteras arrasan literalmente el monte por donde pasan. Pisan cada rincón de los pinares, según explican algunos aficionados a la micología, que de vez en cuando se encuentran con ellos dado que la recolección está abierta a todo el mundo sin necesidad de tener una licencia. Sin embargo, el hecho de que se lleven kilos y kilos de setas para hacer negocio, no gusta.

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