… antes que cerrar (o vender) TV3 el nacionalismo preferirá cerrar quirófanos, reducir la ayuda a los más necesitados, racanear con las becas comedor, alargar irresponsablemente el pago de medicamentos, ignorar problemas de nutrición… lo único que realmente les importa es el proceso, es la pervivencia del Sistema nacionalista…
El cierre de la televisión pública valenciana podría considerarse el fin de la fiesta mediática a la que muchos políticos se sumaron conscientes de que el control mediático podía paliar lo que se ha llamado el degaste de gobernar, es decir, con unos medios de comunicación pagados por todos podían imponer la correlación entre el relato del gobierno de turno y la agenda informativa con la que se informaba la sociedad.
Naturalmente estoy hablando de la utilización partidista de unos medios de comunicación que deberían ser un servicio público.
Para darse cuenta de la politización de los entes públicos solo había que ver los telediarios antes y después de un cambio de partido en el gobierno, estaba claro que dichos medios se habían convertido en un instrumento al servicio del poder, todo ello siempre salvando a los profesionales que soportaron la férula oficialista…aunque muchos, ciertamente, fueron partícipes.
Esta utilización de lo público, esta manipulación informativa, ha seguido el modelo de la radio y televisión pública catalana, si nos damos cuenta, el sistema autonómico ha servido para la multiplicación de comportamientos y políticas muy poco reconfortantes democráticamente hablando, si bien un sistema descentralizado puede fomentar una sana competencia, en nuestro caso parece haber servido únicamente para competir en el despropósito y la corrupción tanto formal como real.
Cabría destacar un hecho, una diferencia clave entre las televisiones partidistas existentes en muchas comunidades autónomas y la catalana, las primeras son como decía más arriba partidistas, siempre pendientes de aupar y justificar a los gobernantes o dulcificar la imagen de los líderes ante los gobernados, sin embargo, TV3 y CatRadio siendo igual y absolutamente partidista como las demás es, además, un instrumento de ideologización, son el elemento clave de uniformización cultural, todo ello bajo la pátina de ser un «servicio público», de «vertebrar» la sociedad, de «cohesión» social…
Eufemismos que esconden la inculcación de un pensamiento único, de un discurso único, de una cosmovisión unívoca, herramienta e instrumento mediático que pervivirá pase lo que pase, antes que cerrar (o vender) TV3 el nacionalismo preferirá cerrar quirófanos, reducir la ayuda a los más necesitados, racanear con las becas comedor, alargar irresponsablemente el pago de medicamentos, ignorar problemas de nutrición… lo único que realmente les importa es el proceso, es la pervivencia del Sistema nacionalista.
Finalmente dos reflexiones, la primera es preguntarse qué hace el Estado y todas sus ramificaciones autonómicas dilapidando ingentes cantidades de dinero (como dato diré que TV3 con unos 7 millones de potenciales espectadores cuenta con una plantilla de 2.500 trabajadores y Telecinco con 47 millones tiene 1.100…), ¿acaso el mejor servicio público que podrían ofrecer los poderes públicos no pasaría por promover una oferta informativa lo suficientemente plural como para que los ciudadanos pudiésemos escoger y comparar distintas fuentes?
El apagón de la televisión valenciana será bien aprovechada por una televisión catalana siempre ansiosa por introducirse en esa entelequia llamada «Países Catalanes», TV3 intentará cubrir el vacío dejado por Canal 9 llenándolo del infinito listado de agravios, medias verdades y noticias previamente cocinadas en los fogones del periodismo orgánico nacionalista.
Tratarán de convencer que TV3 es también la «seva»…tratarán de hacer que creer que ello son uno de los nuestros, tratarán probablemente de catalanizar a los valencianos, es decir de crear adeptos al pan-nacionalismo, pan-nacionalismo que es el segundo capítulo de la «construcción nacional», esto es, la creación de la Gran Cataluña.