Diario de un NO nacionalista

PSC del federalismo a la capitulación (exprés)

¿cómo vas a atraer a tu electorado “natural” cuando asumes que exista una diglosia institucionalizada y cada vez más socializada que discrimina a todos los castellanoparlantes (esta es una de las auténticas “singularidades” de Cataluña)?, ¿cómo vas a contribuir a la pluralidad y el saneamiento de la democracia en Cataluña si practicas una claudicación preventiva a los postulados nacionalistas que aspiran a convertirse en pensamiento único?

La dirección de los socialistas catalanes tienen una increíble capacidad para despistar a su electorado o, quizás, no tengan claro qué quieren para Cataluña y para los catalanes, parecen padecer una tendencia antropológica al autoengaño y una aversión a salir descuadrados en la gran foto-ficción de la política catalana creada por el nacionalismo.

Después del tardío “golpe de genio” del PSC, cuando decidió auparse de la convocatoria (y el chantaje) de un referéndum ilegal, Maurici Lucena, portavoz del PSC en el Parlamento catalán, propone alcanzar “objetivos intermedios” para evitar el “choque de trenes” derivados de lo que denomina “inmovilismo y radicalismo”.  

La propuesta es, ni más ni menos, que una reforma exprés de la Constitución que resolviese el encaje entre “Cataluña y España” añadiendo una disposición adicional a la Carta Magna que “recogiera la especificidad de Catalunya, con el reconocimiento de la singularidad nacional, el blindaje de competencias en materia lingüística y cultural y la regulación de la financiación catalana a partir del principio de ordinalidad y de una mayor autonomía en materia de ingresos«.

De este planteamiento sorprenden varios aspectos, puede parecer que el PSC anteponga lograr una cuota de protagonismo mediático a sus propias ideas y a los intereses de sus votantes, o que el único discurso del que son capaces para tomar una posición estratégica ventajosa en la arena sociopolítica es, precisamente, hacer seguidismo de las reclamaciones y las patrañas victimistas del nacionalismo.

También es posible que sufran el mismo tipo de acomplejamiento (solo levemente edulcorado por un líder débil como Rubalcaba) que el de Iniciativa per Catalunya, pero desde un punto de vista más conceptual aunque resulta tan o más dañino que el de ICV, básicamente porque aceptan todas y cada una de las premisas del nacionalismo: existen dos entidades diferenciadas denominadas “Cataluña y España”, existe una “singularidad nacional”, debe blindarse el sistema de discriminación lingüística y, como no, la financiación…

¿Cómo te vas a postular como alternativa si partes de las mismas mentiras que tu adversario político?, ¿cómo vas a atraer a tu electorado “natural” cuando asumes que exista una diglosia institucionalizada y cada vez más socializada que discrimina a todos los castellanoparlantes (esta es una de las auténticas “singularidades” de Cataluña)?, ¿cómo vas a contribuir a la pluralidad y el saneamiento de la democracia en Cataluña si practicas una claudicación preventiva a los postulados nacionalistas que aspiran a convertirse en pensamiento único?

¿Acaso la socialdemocracia catalana no puede articular un discurso coherente en función de su propia ideología?, ¿acaso no existen suficientes argumentos en el desmantelamiento de la sanidad pública, los casos de corrupción que salpican (casi) todas las instituciones catalanas?, ¿acaso no podrían pasearse por los pueblos y barrios más depauperados de Cataluña para ofrecer soluciones y denunciar dejaciones?

Es más, ¿por qué se muestran incapaces de proponer una regeneración democrática de la emponzoñada política catalana sin tener que recurrir al tema territorial?, ¿por qué no denuncian la grave manipulación mediática, política y social que sufrimos los catalanes?, o finalmente, ¿por qué no se atreven a plantar cara al totalitario Sistema nacionalista desde postulados democráticos?.

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