Diario de un NO nacionalista

Una treintena de jueces catalanes por el “Derecho a Decidir” (la independencia)

Una treintena de jueces catalanes por el “Derecho a Decidir” (la independencia)
Ley, orden, jueces y justicia. EP

“… ¿pero no habíamos quedado que el “derecho a decidir” no tenía nada que ver con la independencia?, ¿entonces por qué mezcla el derecho de autodeterminación con el “derecho a decidir”?… ¿desde cuándo el derecho de autodeterminación recogido por la ONU para procesos de descolonización indica que es “para todos los pueblos” o esto solo responde a un intento más de confundir a la población?

Hay dos piedras angulares sobre las que se sustenta el entramado narrativo del independentismo, ambas son deformaciones, la primera es un falaz determinismo economicista concentrado en el “España nos roba cuyo sentido último (disfrazado de racionalidad) es plenamente emocional, alude al sentimiento de la inquietud, del miedo, de la propiedad, de la delimitación de un otro cuya existencia es, básicamente, la expoliación.

La segunda es la perversión del lenguaje, el juego de la confusión de los términos, de la adjetivación implícita de términos políticos que se hacen pasar por argumentos jurídicos, naturalmente me refiero a la campaña por el “Derecho a Decidir y sus variantes como “queremos votar”, decidir y votar sin más, sin explicitar qué, porque aquí la cuestión es el qué no el cómo, aunque, lo importante, para el nacionalismo es solo esto último, el cómo llegar al objetivo político.

Esta degeneración democrática, esta fiesta de la manipulación, alcanza todos los ámbitos de la sociedad catalana, parece que el fin justifica el recurso a cualquier método, lo preocupante es que la gente está tan acostumbrada a dichos métodos, tiene tan asumido el discurso, que la aparente unanimidad de la realidad mediática ha contaminado la percepción que el ciudadano tiene de la actualidad política, incluyendo el reparto de roles (bueno/malo; propio/impropio) en función de la cercanía al relato nacionalista.

Parece que con el objetivo de afianzar la percepción de que es “legal, democrático y posible” un referéndum de autodeterminación en Cataluña, una treintena de jueces catalanes han firmado un manifiesto en el que aducen que tanto la Constitución como las “leyes internacionales” avalan el “derecho a decidir.

Como no podía ser de otra manera, dicho manifiesto ha sido masivamente difundido gracias a la tupida red de medios de comunicación públicos y privados al servicio del Proceso, entre ellos la emisora de radio RAC1, perteneciente al Grupo Godó, ha entrevistado a uno de los promotores y estrella ascendente en el panorama mediático nacionalista, el juez Santiago Vidal.

Para ilustrar las conclusiones de dicha entrevista –en realidad parecía más un publirreportaje– iré transcribiendo las aportaciones del Sr. Vidal, cuando el presentador del programa el Món a RAC1, Jordi Basté, le preguntó acerca de la división del Tribunal Constitucional respecto a la declaración de soberanía del Parlament, la respuesta fue  Es bueno que haya división en el Tribunal Constitucional porque eso demuestra mínimamente la independencia de algunos magistrados…no de todos”, ¿acaso la independencia de un magistrado del Alto Tribunal se demuestra en función de si te da la razón?

Seguidamente han entrado a tratar el tema del manifiesto favorable al “derecho a decidir”, cosa que Jordi Basté lo ha introducido recalcando que se trataba de “un manifiesto a favor del derecho a decidir, repito, del derecho a decidir…”, es decir el objetivo de entrevistado y entrevistador era el mismo: hacer creer que ese derecho no tiene un único objetivo, la independencia.

El juez Vidal ha comenzado su exposición diciendo “Confiamos en alcanzar más de un centenar de adhesiones (de los 750 jueces que ejercen en Cataluña)… la mitad de la plantilla de la carrera judicial son jueces españoles que están destinados aquí forzosamente, por tanto, no son jueces que tengan un concepto de arraigo, de quererse quedar, ni tan siquiera quieren saber nada del futuro de Cataluña…”, parece que la justificación a la no unanimidad del gremio judicial solo puede justificarse porque hay muchos españoles (forzados) en la judicatura catalana

Seguidamente ha continuado diciendo “…en cambio los que sí que somos de aquí y algunos nacidos fuera pero que ya está perfectamente arraigados porque ya llevan muchos años aquí, es bueno que se pronuncien por un tema…”, es decir, los catalanes hemos de pronunciarnos indefectiblemente respecto al lío independentista, ¿y los catalanes que creemos innecesario e inoportuno hacer un referéndum de autodeterminación?, ¿lo haremos por qué no estamos lo suficientemente arraigados (o convencidos, o asimilados)?

Otra de las contradicciones en las que ha incurrido el Sr. Vidal, contradicciones que revelan la instrumentalización del discurso democrático en pos del Proceso ha sido cuando ha expresado “…no solo por un tema de la legitimidad política…pero sí por la legalidad jurídica de una decisión tan trascendental como es la que adoptó en su día el Parlament y después la Generalitat de fijar una consulta para saber qué quiere el pueblo en relación al futuro Estado, si ha de ser independiente, federal, confederal, etc….”, ¿al futuro Estado?, ¿no habíamos quedado que la pregunta binaria era para “incluir” a los que no querían que Cataluña se convirtiese en Estado?, ¿de dónde se deduce que el resultado a esa primera pregunta sería ineludiblemente sí…?

Jordi Basté para seguir preparando el terreno al entrevistado y para que la soflama quede incrustada en la mente de los radioyentes afirmó: “…es un manifiesto, repito, por el Derecho a Decidir…” a lo que el Sr. Vidal ¿respondió?: “…es muy importante esto, no es un manifiesto a favor de la independencia, es el pueblo quién ha de decidir que estatus jurídico ha de tener este nuevo estado…con este manifiesto nosotros solo defendemos que la gente pueda votar…”, afirmación por la que vuelve a presuponer el resultado a la primera pregunta, parece que el mínimo aceptado por el nacionalismo es que Cataluña sea un Estado, digan lo que digan los catalanes y diga lo que diga la Ley.

Seguidamente, y ante la única pregunta incómoda planteada por un contertulio, el entrevistado respondió:  “…hemos hecho un pequeño trabajo de campo para ver qué número de jueces se quedarían en caso en la hipótesis, y nos lo planteamos solo como hipótesis, de que el resultado de la consulta del 9 de noviembre fuese que Cataluña ha de devenir un estado independiente, y casi un 70 u 80 por ciento de esos jueces (los “españoles” que están forzosamente aquí) han dicho legítimamente que ellos pedirán como jueces españoles poderse ir…”, parece que también en el ámbito judicial te tienes que posicionar necesariamente, lo que antaño era un derecho de la privacidad (tu ideología política) ahora es objeto de exposición pública.

Una vez que entrados en el núcleo de la argumentación del manifiesto, el juez expresó su opinión respecto a la más que probable prohibición de la consulta: “…si se prohíbe la consulta, nuestra opinión será…que esta decisión será inconstitucional…porque iría en contra del espíritu de la Constitución y además sería una decisión que iría en contra de la legislación internacional, en concreto de la declaración de Naciones Unidas que reconoce el derecho de autodeterminación de todos los pueblos y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que también reconoce este Derecho a Decidir…”, ¿pero no habíamos quedado que el “derecho a decidir” no tenía nada que ver con la independencia?, ¿entonces por qué mezcla el derecho de autodeterminación con el “derecho a decidir”?, imagino que cuando te encuentras entre amigos te dejas llevar y sale a flote tu auténticas intencionalidad, y por cierto, ¿desde cuándo el derecho de autodeterminación recogido por la ONU para procesos de descolonización indica que es “para todos los pueblos” o esto solo responde a un intento más de confundir a la población?

Finalmente y como culmen de lo expuesto, el entrevistado dijo: “…y en consecuencia, quién tendría que tener la última palabra, tendría que ser el Tribunal Internacional de Justicia, y nosotros como jueces acataríamos lo que decidiese no solo el Tribunal Constitucional español sino el Tribunal Internacional de Justicia…”, ¿jueces españoles que no acatan las sentencias o los pronunciamientos del Alto Tribunal y se acogen a una incompetente (para este caso) justicia internacional?.

 

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