Íñigo López nunca olvidará como un fascineroso deslució su debut con el Celta lanzando un bote de gas lacrimógeno en El Madrigal.
«Cuando el míster me dijo que iba a salir, me preparé mentalmente lo mejor posible, dispuesto a darlo todo e intentar aprovechar mi oportunidad. La verdad es que el de Villarreal fue un partido de lo más accidentado. Lo mejor, es que ganamos», confesó al Diario MARCA.
«Recuerdo todos mis debuts en los otros equipos que estuve, pero este no lo podré olvidar nunca debido a la acción de ese desalmado. Espero que esto no vuelva a suceder en un estadio de fútbol», manifestó el jugador.
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