El PP encuentra de rebote un comodin en la crisis Navarra

El socialista Rubalcaba pone precio al pellejo de su barón navarro para salvar el suyo

La posible 'alianza' con Bildu da al PP un argumento para atacar la línea de flotación electoral del PSOE

El socialista Rubalcaba pone precio al pellejo de su barón navarro para salvar el suyo
Roberto Jiménez. EP

"Tengo la sensación de que el PSOE ha patinado en Navarra de manera bastante importante", decía Carlos Floriano

El lío en el que el líder de los socialistas navarros, Roberto Jiménez, ha metido a su partido es monumental. Cada vez es más patente que el PSOE no va a salir bien parado de esto.

Se habla ya de que el PSN estaría reconsiderando su postura inicial de presentar una moción de censura contra Barcina por un caso de presunta corrupción que está por demostrar y «conformarse», por decirlo de alguna manera, con una reprobación.

Lo que está claro es que hay muchas dudas y discrepancias entre los socialistas. No hay más que ver cómo los diputados de esta formación literalmente huyen cuando se les pregunta sobre esta cuestión con un micrófono en la mano. Doy fe de eso.

No sabemos hasta qué punto la dirección nacional, Rubalcaba y Valenciano, ha autorizado o respalda esta operación política que consiste en hacer saltar por los aires al Gobierno de la Comunidad Foral con los votos de Bildu y, lo que es peor, crear una situación de inestabilidad de la que los proetarras pueden sacar mucho provecho.

Parece difícil creer que un secretario general como Jiménez se atreva a llevar a cabo un movimiento así por su cuenta y riesgo, sin recibir antes luz verde de Ferraz.

Pero resulta aún más difícil creer que Valenciano y Rubalcaba, a unos meses vista de las elecciones europeas, sean tan torpes de dar su visto bueno a esta operación que en el resto de España se va a interpretar como una alianza PSOE-Bildu.

Si se llega a consumar la moción de censura el titular El PSOE sé alía con Bildu para hacerse con el poder en Navarra va a ser inevitable, con las consiguientes consecuencias electorales.

Parece también cada día más claro que Barcina no piensa dimitir y que cuenta con el apoyo incondicional de Rajoy. El presidente lo ha dejado bien claro con dos frases contundentes en el Debate sobre el Estado de la Nación:

«En Navarra no ha habido corrupción» y «hay quien quiere llegar al poder por cualquier procedimiento».

Es decir, el PP es consciente de que con la crisis Navarra tiene un comodín en la manga de incalculable valor para atacar la línea de flotación electoral del PSOE. Y empieza a relamerse.

«Tengo la sensación de que el PSOE ha patinado en Navarra de manera bastante importante», decía Carlos Floriano con una media sonrisa delatora.

Así que no es muy arriesgado concluir que la cuestión tiene dos salidas para el PSOE. O se pega un tiro en el pie de Navarra, o se lo pega en el pie de las elecciones europeas.

Es decir, o recula en su posición de presentar una moción de censura con el apoyo de Bildu, lo que implicaría la desautorización de Jiménez y probablemente abocaría al partido a una crisis mayúscula en la Comunidad Foral, o sigue adelante y se arriesga a un desgaste en el resto de España que puede suponer la puntilla para las elecciones europeas.

Y como lo que está en juego en esos comicios es, principalmente, el futuro de Rubalcaba, la cuestión se reduce al final a ver qué trasero se intenta salvar, si el de Jiménez o el del secretario general del PSOE. Y en esa disyuntiva creo que no hay duda, el navarro puede ir buscando trabajo.

 

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