Diario de un NO nacionalista

La cuestión (o la Causa) ¿catalana?

La cuestión (o la Causa) ¿catalana?
Idioma, lengua, palabras y letras. PD

“…hay algo tan básico que debería ruborizar a todos esos políticos de partidos nacionales (como Rubalcaba), el problema no es una cuestión catalana, de Cataluña, ni de los catalanes, el problema es el nacionalismo y los nacionalistas, es su política de exclusión identitaria, su obsesión por convertir una falaz “comunidad lingüística” en un estado-nación.

Parece que en la conflagración política declarada al Estado, el independentismo tiene la facultad de imponer su propio lenguaje en todo tipo de debates, tanto políticos como –sobre todo- mediáticos, es uno de los tres ejes (creación de un neolenguaje, asfixia dialógica y control territorial) sobre los que se están desarrollando las operaciones que conducen hacia el objetivo final, objetivo que no es otro que situar contra las cuerdas a unas debilitadas instituciones españolas.

Ello resulta francamente frustrante, frustrante ante la pasividad del Gobierno, ante el seguidismo de los medios de comunicación “progresistas”, ante la apabullante maquinaria de manipulación masiva construida por el nacionalismo gracias a la pasividad, y en muchos casos la connivencia, de los grandes partidos nacionales, esta asunción del lenguaje pergeñado por el nacionalismo es como jugar siempre en campo contrario, como dejar escoger a tu oponente el campo de batalla.

Porque no lo dudemos, el relato (político/social/económico) construido sobre conceptos perturbadores y enunciados performativos es uno de los pilares –sino el pilar- sobre los que se construye el proceso soberanista, es la herramienta con la que se pueden conformar cosmovisiones reduccionistas proclives al independentismo, con la que se delimita y constriñe el debate a los términos que interesan a los defensores del secesionismo, y que genera contextos favorables a un más que sesgado discurso esencialista.

Pues bien, desde que Artur Mas dio el empuje al Plan independentista, los términos en los que se trata este proceso rupturista y constituyente, siempre se centran en cuestiones territoriales, reformas administrativas o normativas, todo ello se ha resumido en “la cuestión catalana”, cuestión aparentemente neutra, un extracto necesario para el quehacer comunicativo, pero ¿nadie percibe la tremenda carga ideológica que ello conlleva?, ¿acaso no es una pista más que evidente la comodidad que muestra el nacionalismo respecto a esa “cuestión catalana”?, ¿por qué la repiten y repiten en casi todos los medios de comunicación y muchos periodistas?

¿Por qué asumir como verdadero lo que no es más que un reduccionismo, una simplificación maniquea de la realidad catalana?, ¿no nos damos cuenta que con estas actuaciones escondemos el auténtico problema (político) de Cataluña?, porque hay algo tan básico que debería ruborizar a todos esos políticos de partidos nacionales (como Rubalcaba), el problema no es una cuestión catalana, de Cataluña, ni de los catalanes, el problema es el nacionalismo y los nacionalistas, es su política de exclusión identitaria, su obsesión por convertir una falaz “comunidad lingüística” en un estado-nación.

Hay multitud de ejemplos de esta manipulación del lenguaje, de este adoctrinamiento implícito tras las palabras, pero quiero detenerme en un artículo del pasado día 25 de febrero por la periodista de cabecera del nacionalismo y hagiógrafa de Artur Mas, Pilar Rahola, para ilustrar lo expresado hasta aquí, dice la escritora: “…es fascinante que todo lo relativo a la cuestión catalana lo trate el ministro de Exteriores…”, “…la voluntad democrática que se ha instalado en la centralidad catalana.” Y “…cualquier cancillería europea, o sus opiniones públicas, no podrán entender que se niegue las urnas a un pueblo…”.

Como vemos ese es el objetivo, es lo que Joan Rigol expuso en el documento de la última reunión del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir respecto a las movilizaciones “populares” por el derecho a decidir para que “…reafirmen el sentido de un solo pueblo.”, esto es, un solo pueblo, un solo parecer, una sola política, una sola voz, un pensamiento único, una única “cuestión catalana”.

Naturalmente esto no es solo algo estético, ni siquiera es un nuevo recurso a la épica nacionalista, es algo palpable en la sociedad catalana, se han adueñado de esa democracia que tanto dicen defender, hasta el punto que el gobierno catalán se atreve a denunciar en nombre “del pueblo catalán” a un grupo de periodistas (Gabriel Albiac, Xavier Horcajo, Federico Jiménez Losantos, Alfonso Merlos, José Antonio Sentís y Hermann Terstch ) por, simplemente, cuestionar y atacar al proceso soberanista… simplemente por ejercer su libertad… de expresión. Imagino que estarían más cómodos con el atronador silencio de los medios de comunicación catalanes al servicio de la Causa…

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