Lo que tiene muy claro el manacorí, -que no quiere entrar al trapo- es que primero español y luego balear, o al revés que tanto da
Parece que nadie en la UIB tiene los suficientes bémoles para llamar a las cosas por su nombre, o al menos para admitir las verdaderas causas por las que el tenista Rafa Nadal ha rechazado de plano ser nombrado doctor honoris causa.
Pero en Baleares a nadie se le escapa que las razones de tal actitud, -nada achacables desde luego a un injustificado despecho por parte del gran deportista-, radican en la sibilina conducta de aquellos que han hecho del catalán una cruzada de dudoso gusto y desacertado tino, algo con lo que desde luego no comulga ni de lejos el manacorí, que tiene muy claro que primero español y luego balear, o al revés que tanto da.
Lo que es evidente es que no quiere entrar al trapo de ninguna manera.
HUGUET SE LAMENTA
El rector de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), Llorenç Huguet, lamenta, eso sí, que la ‘polémica’ generada por algunos miembros de la comunidad universitaria, quienes han argumentado cínicamente errores de procedimiento, haya frustrado el nombramiento:
«Es curioso que mientras aquí le hacemos la guerra la ciudad de París le haya entregado las llaves de oro»
Huguet tiene al menos la decencia de reconocer que las críticas por supuestos fallos en el procedimiento para la designación «enmascaran» las razones reales de la oposición a su doctorado honorífico, aunque declina en el más puro estilo ‘lo nostro’ entrar a debatir las causas del rechazo.
«Pensábamos y continuamos pensando que tenemos al mejor embajador de Mallorca en todo el mundo», merecedor de que la UIB reconozca tanto su mérito deportivo como los valores que encarna, entre ellos el de la solidaridad, desarrollado desde que tenía 21 años a través de una fundación benéfica que lleva su nombre».
Relata, tal y como recogen las agencias de noticias, que cuando su equipo directivo pensó en otorgar el doctorado honorífico al tenista, mantuvo una reunión con su padre, Sebastián Nadal, que aseguró que no era la primera vez que recibía una propuesta de honoris causa por parte de una universidad, pero que al tratarse de la de Baleares estaba seguro de que su hijo la valoraría, lo cual se confirmó con su posterior aceptación.
«A partir de ahí, el consejo de dirección planteó formalmente la propuesta en una reunión en la que nadie expresó ninguna oposición, aunque inmediatamente después de hacerse público, a través de los medios de comunicación, empezaron a surgir voces discordantes».
SORPRESA
Huguet ha expresado su sorpresa por las reacciones, se ha quejado de que no se plantearan en los órganos preceptivos y ha defendido que se hiciera pública la propuesta antes de su aprobación preceptiva en el Consejo de Gobierno, porque así se ha hecho en otras ocasiones y de todos modos se hubiera divulgado de forma extraoficial.
En este contexto, Nadal remitió al rector una breve misiva de renuncia al reconocimiento en la que expresaba su satisfacción por haber sido propuesto, argumentaba que no quería verse envuelto en polémicas ni perjudicar a la universidad y deseaba éxito a la institución.
Huguet ha hecho hincapié en el pleno merecimiento de la distinción y se ha mostrado comprensivo y agradecido con la actuación del tenista, la primera persona que rechaza un doctorado honoris causa de la UIB.
«Pensamos que el futuro nos deparará nuevas oportunidades»,
ha confiado el rector, quien ha eludido responder a las pregunta clave:
¿Subyace una crítica a su actitud de mantenerse al margen de disputas sobre la lengua catalana?
La respuesta la conocemos todos.