El PP gallego busca remedio exprés a su primer varapalo

El presidente Núñez Feijóo admite que la corrupción tuvo ‘un peso no menor’ en las europeas

"Es bueno hacer autocrítica y hacerla a tiempo"

El presidente Núñez Feijóo admite que la corrupción tuvo 'un peso no menor' en las europeas
Alberto Núñez Feijóo. TAREK

Ganó como siempre, en su trigésimo tercera victoria consecutiva. Ganó holgado, con 13,4 puntos sobre el segundo, el PSdeG. Ganó mejorando ampliamente, un 34,9 % en términos relativos, los números del PP en el conjunto de España.

Y, sin embargo, el Partido Popular de Galicia cosechó en las urnas el pasado domingo, sin paliativos, un resultado malo, su peor marca en un cuarto de siglo, el primer varapalo de la era Feijoo: apenas un 35,16 % de los votos válidos. De hecho, aplicado a otros ámbitos, con ese nivel de apoyo habría perdido dos de sus quince congresistas, seis parlamentarios en O Hórreo, la Xunta, todas las grandes ciudades que gobierna y un par de diputaciones. O sea, un descalabro.

Y esos datos, que cualquier otro dirigente político hubiera obviado, han hecho a Alberto Núñez Feijoo ‘coger el toro por los cuernos’.

Tras el cierre de las urnas el pasado domingo, el presidente de la Xunta y del PP gallego atribuyó a botepronto a la irrupción de Podemos y a la abstención del votante popular la pérdida de 200.000 papeletas y 15 puntos de su formación respecto a las elecciones europeas de 2009, al deslizar que esta desmotivación podía deberse a que entendían «que no se jugaban los concellos, las ciudades gallegas, la Xunta o el Gobierno de España».

Un día después, en la reunión de la cúpula del PP, trasladaba a puerta cerrada su preocupación por el impacto de los casos de corrupción.

Este 28 de mayo de 2014, tres días después del 25-M, admitió el efecto de las investigaciones judiciales a cargos de su formación.

«Los asuntos relativos a la corrupción tienen, sin ninguna duda, un peso no menor en la decisión de las personas que votaron en blanco, se abstuvieron, votaron formaciones inéditas o no votaron».

Los datos ya muestran un mayor desgaste popular en algunas de las ciudades más salpicadas por investigaciones sobre corruptelas, como La Coruña y Santiago.

En la primera, se dejan 17,6 puntos y en la segunda, 20, víctimas en ambos casos del caso Pokemon, además del escándalo en la capital gallega de siete ediles juzgados por decidir pagar con dinero público la defensa de otro concejal imputado en esa investigación de corrupción.

Las señales de alerta se han encendido en el PP, pues a un año de las municipales se abren ventanas de riesgo en las alcaldías en que gozan de mayoría absoluta, al tiempo que esas derrotas podrían acarrear problemas para revalidar la diputación coruñesa.

En la rueda de prensa posterior al Consello de la Xunta y antes de iniciar su viaje institucional a Japón, Feijóo admitió la necesidad de «autocrítica», aunque matizó que deberá abordarse «desde la victoria», pues, recordó, el PP ganó las elecciones.

Esa reflexión se acometerá sin demora, idea que lanzó a los suyos durante la sesión de control parlamentaria. «Es bueno hacer autocrítica desde la victoria y hacerla a tiempo, para no tener que hacerla a destiempo», apuntó a falta de un año para los comicios locales y tras comprobar que la izquierda podría gobernar todas las urbes.

Como elemento clave en el comportamiento de las ciudades, sin embargo, destacó la baja participación, al tiempo que abogó por recuperar la bandera de la regeneración democrática con la que llegó al poder.

«No basta recuperar los indicadores económicos, sino también hay que recuperar la ilusión ciudadana en las instituciones. Trasladar que haríamos lo que ellos, si estuviesen en nuestro lugar», alegó sobre la posible factura electoral por los recortes, lo que convirtió el 25-M en la cita con las urnas «más difícil de la historia».

«Si no explican bien sus políticas, les costará muchos votos».

 

 

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