AUTOEMPLEO EN LA AGRICULTURA

La Junta de Extremadura pondrá en marcha su banco de tierras en menos de un año

La propuesta, lanzada por José Antonio Monago en el Parlamento, pretende ofertar hasta 4.000 huertos

La Junta de Extremadura pondrá en marcha su banco de tierras en menos de un año
José Antonio Monago. EP

La idea se basa en la experiencia de la población de Carcaboso, donde ya se da empleo a 5 personas

«La tierra para quien la trabaja».

Fue la frase que lanzó José Antonio Monago en la Asamblea de Extremadura en el pasado debate sobre el estado de la región de comienzos de mayo, lo que provocó la protesta airada de la bancada socialista tachándole de populista.

Sin embargo, en una sala colateral seguía el discurso Jesús Alberto Cañedo, alcalde de Carcaboso, de Coalición Extremeña, quien no pudo evitar sonreir complaciente.

Una visita de la vicepresidenta extremeña, Cristina Teniente, a la población meses atrás había sido el germen de lo que ese día se estaba anunciando, el arranque de un banco de tierras público que deberá estar en marcha antes de que finalice la legislatura.

Como subraya A.C. en ‘El Periódico de Extremadura’, la bandera de los bancos de tierras se ha enarbolado varias veces en España a lo largo de nuestra historia reciente. Allá por los años 80 fue Aragón la comunidad autónoma, entonces gobernada por los socialistas, la que lanzó esta idea.

En Asturias existe un precedente, pero es diferente a lo que ahora se prevé en Extremadura. Se trata de zonas donde abundan los minifundios y lo que se persigue es poner en común tierra para pastos en una especie de concentración parcelaria.

En Andalucía, después del acuerdo de gobierno alcanzado con Izquierda Unida, se quiere lanzar esta idea entendida como poner a disposición de familias sin ingresos el acceso a terrenos agrarios y forestales de titularidad pública para encontrar un modo de vida.

Según José Luis Gil Soto, director general de Desarrollo Rural en Extremadura. la idea es todavía muy incipiente aquí y queda mucho trabajo por delante. De hecho, la semana que viene empezarán los primeros encuentros con todos los entes implicados, fundamentalmente Agricultura, Emprendimiento y Empresa y Empleo.

Básicamente, la idea consiste en poner a disposición de los pueblos que decidan adherirse a un acuerdo-marco, terrenos propiedad de la Junta de Extremadura que, unidos a los municipales, puedan explotarse en forma de huertos ecológicos.

No hay cifras, pero desde la Presidencia de la Junta se habla de 4.000 unidades. No en vano, añade Gil Soto, la administración regional posee un patrimonio de fincas y terrenos nada despreciable que actualmente está infrautilizado.

Se pretende implicar a la Federación de Municipios de Extremadura, la FEMPEX, la cual, a través de un acuerdo con el Gobierno autonómico, prestaría cobertura formativa, técnica y jurídica a los ayuntamientos que participen del plan.

El objetivo es claro: convertir en pequeños empresarios a los extremeños que trabajen esas tierras, gestando dos fases: una primera de creación de huertos ecológicos cuyas producciones puedan venderse a locales o particulares de la zona; y una segunda fase más ambiciosa en la que los agricultores transformen sus producciones y puedan crear empresas de forma independiente en distintos regímenes.

En Extremadura se dispone de fincas de labor de titularidad pública, cuya intención es enajenarlas y que las adquieran los agricultores que actualmente las están explotando en régimen de alquiler. Y luego están muchos terrenos y solares fruto de concentraciones parcelarias, sobrantes de otros usos, reservas de vías pecuarias o cesiones del antiguo Iryda que están sin explotar y que ahora se pueden poner en uso desde el punto de vista agrícola como huertas familiares, como nuevos colonos que quieran sacarle el fruto a la tierra y convertir la experiencia en un modo de vida.

José Luis Gil Soto señala que no se trata de empezar con toda la infraestructura a la vez. Lo lógico es iniciar la experiencia a través de la Fempex en los municipios interesados y, a partir de ahí, viendo la respuesta de la gente, aumentar sin límites y expandirlo por toda la geografía regional.

EL MODELO

El alcalde de Carcaboso, por su parte, cree que si una administración autonómica se fija en un proyecto local es porque le ve visos de ser eficiente.

El que se lleva a cabo en la localidad, de 1.200 habitantes, está promovido por Terrae, una asociación de municipios que trata de favorecer el autoempleo en agroecología a través de la formación y la cesión de terrenos para cultivar.

Son varios los pueblos partícipes en esta iniciativa en Extremadura como Arroyo de la Luz, Logrosán o Miajadas, pero Carcaboso ha tomado el liderazgo al convertirse en localidad que más contratos ha logrado firmar entre miniagricultores y propietarios de los establecimientos que se han comprometido a adquirir los productos. Un compromiso que en un primer momento se adquiere por un periodo de tres meses y que en base a sus resultados se alarga en el tiempo.

Desde Terrae informan que el proceso siempre tiene dos fases, una inicial y basada en huertas sociales donde se cede al interesado un terreno de 50 metros cuadrados a fin de que, con formación y seguimiento, empiece a producir; y una segunda de desarrollo donde se le cede al agricultor 1.000 metros cuadrados y se le facilitan los clientes del entorno a fin de que le adquieran los productos.

La tercera fase sería ya la concentración de agricultores en régimen de cooperativa y la búsqueda de clientes fuera del cauce de la asociación, pero de forma inicial hay que facilitarle los clientes dado que, de lo contrario, es imposible que fructifique.

El alcalde de Carcaboso dice que la propuesta que se persigue es que en las cocinas y mesas de restaurantes y bares de la zona se abastezca de productos de su entorno, lo mismo que las tiendas de comestibles, y no de otros llegados desde Almería o Marruecos.

En su opinión, «todo está inventado» y no hace falta irse a buscar referencias al extranjeros. En Extremadura lo que fija población es el empleo, señala, y es mucho más eficiente la búsqueda de modelos como el que se apoya en la localidad que facilitar empleo público en las calles por seis meses donde, pasado este periodo, se tiene el problema nuevamente.

 

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