El expresidente orensano cerró el juicio con bromas y reproches y culpando al jefe de personal y al secretario de la Diputación
Un Baltar en estado puro ejerció ayer su derecho a la última palabra con un discurso irónico con sus acusadores, implacable con sus enemigos y adulador con la jueza, que le pidió brevedad antes de iniciar su alegato, transcrito a continuación:
- Baltar. Solo voy a hacer dos o tres puntualizaciones y no me voy a enrollar ni voy a entrar en lo que dijeron los testigos. Yo creo que su señoría ha atendido correctamente durante todo este tiempo las declaraciones, las ha interpretado como tiene que interpretarlas y no las ha interpretado de la forma que las han interpretado los abogados de la acusación, que tengo que decir que han tenido su hora de gloria, ya no es un minuto. Probablemente no vuelvan a intervenir en un pleito de esta categoría nunca en la vida. Y yo, desde luego, no los voy a recomendar.
- Jueza. Señor Baltar. No vamos a meternos con cada persona que habla? [Baltar interrumpe]
- B. No los voy a recomendar. Se los recomendaré cuando tenga pleitos, a mis contrarios.
- J. Señor Baltar?.
- B. Perdone señoría si he dicho algo que no procede, pero también ellos se despacharon contra mí. Por tanto, el que las?
- J. ¡Señor Baltar!
- B. Y yo quiero también defenderme y afearles su conducta. Muchas gracias por la advertencia. No voy a decir que vengo contento al banquillo porque ni yo ni nadie. Pero desde luego que es la primera vez que me siento en un banquillo a mis 73 años y tengo que decirle que lo que sí estoy satisfecho es del trato que su señoría nos ha dado tanto a mí como acusado como a los testigos como a todos los que han estado aquí. Creo que ese miedo que tenemos al banquillo, sabiendo que hay personas que se comportan con toda corrección, con toda educación, amables, que eso facilita un poco la labor.
- «Yo vengo a decirle simplemente en mi último turno -continuó Baltar- que yo soy inocente. Y le voy a dar un detalle, que resulta que en esto solo se va a la caza mayor. Y no porque yo sea grande. El tamaño es pequeño. Solamente se va a la caza mayor pero se ha dejado por el camino lo que podían ser otros que tenían que estar implicados en este proceso como yo. Porque el señor José Luis Suárez y el señor Francisco Cacharro a mí me visitaron en la denuncia para pedirme que me hiciera cargo porque si no les caía el pelo a ellos. Entonces, si eso lo hacen, ¿por qué no aparece nadie aquí y por qué se le hace caso a los testimonios? Aquí la acusación parte de que han dicho la verdad y yo he dicho una mentira. Ellos tienen la obligación de decir la verdad, pero ¿la dijeron? Yo digo que no. Principalmente el señor José Luis Suárez Martínez. No dijo la verdad. No me advirtió nunca, no me dijo que el proceso era ilegal. Es al revés; me dijo que ese era el proceso para hacer las contrataciones rápidamente. Lo que pasa es que, como tiene miedo a que ahora pudiera ser inculpado, pues, amigo, ahora, asesorado por quien sea, se inventó esta situación. Yo creo, y tengo que decir, que el Ministerio Fiscal está para velar por la legalidad. De acuerdo, me tiene que meter a mí en vereda si no he observado la legalidad, pero yo entiendo también que hay otros responsables que hicieron caso omiso de sus obligaciones porque no me dijeron en ningún momento eso.
- »Y, sobre todo, en cuanto al problema más grande que hay en este tema, que es la no convocatoria pública, le tengo que decir aquí con conciencia plena que no se enteraron de nada. Que se enteraron cuando el señor fiscal mandó un oficio a la Diputación, que yo ya no era presidente, diciendo que le dijeran dónde se había publicado, en qué boletín o en qué tablón de anuncios se había puesto. Entonces, cuando yo me entero de eso, hablo con ellos y les digo: «Pero vamos a ver, ¿pero esto había que publicarlo?». Y entonces me dicen que sí, que había que publicarlo. Porque yo en ese sistema de contratación que se había hecho nunca traté de enterarme de lo que era haber hecho.
- »Y además le digo una cosa. Si, junto con esos procesos urgentes, se hizo otro proceso urgente pero que cumplió la legalidad, ¿por qué no se cumplió la legalidad en este caso? ¿Por qué estos señores cuando llevo el decreto no vienen a mí y me dicen: «Shhh, poca prisa en las contrataciones amigo, esto hay que publicarlo durante tres días y esto hay que hacer los trámites que hay que hacer?» Yo nunca en la vida hice esos trámites. Yo nunca me preocupé de si se había publicado. Yo nunca me preocupé de la fiscalización. Yo nunca me preocupé de ningún acto que no fuese la mera selección por el procedimiento extraordinario que me encomendaba la ordenanza, nada más. Y esto es lo que pasó.
- »Ahora, si aquí hay que cazarse a esta pieza, bueno, pues lo acataremos y ya está, no pasa absolutamente nada. Pero que conste que mi conciencia está totalmente tranquila y que yo creo que tengo que ser absuelto. Que me condenan, pues mira, como otras cosas, para mí será una injusticia. No voy a decir que acepto la condena porque no me queda más remedio que aceptarla, si es que la hay, pero que le conste señoría que yo en mi conciencia nunca nunca nunca tuve sensación de que había cometido un delito de prevaricación. No digo nada más. Graciñas. Gracias a todos y buenas vacaciones para los que puedan disfrutarlas, que yo ya llevo tiempo de ellas».