Diario de un NO nacionalista

Cuando Artur Mas amaba (en secreto) al Tribunal Constitucional

Cuando Artur Mas amaba (en secreto) al Tribunal Constitucional
Artur Mas CT

“… imagino que el ínclito President estará encendiendo unas cuantas velas a la Moreneta para que los jueces prohíban la Consulta y así no tener que dar la cara ante una ciudadanía tan tensionada como (artificialmente) fraccionada…”

Parece que los “globos sonda” son a la política lo que el lenguaje no verbal es a la comunicación, esto es, hay cosas en las que se cree pero no se puede (o no se quiere) decir en voz alta, imagino que serán los más íntimos secretos, aquello que cuesta pronunciar en voz alta, la mentira que se esconde tras el discurso, lamentablemente esta forma de actuar parece traslucir una más que preocupante infantilización del ciudadano, ciudadano convertido en una pieza más, en un instrumento más de la maquinaria en pos de la Causa secesionista.

Realmente da la sensación de que el Presidente de la Generalitat no sabe cómo salir del lío en que se ha metido él y a todos los catalanes, está enfrentándose a una especie de aporía política cuya solución solo pasa por volver a los cauces de las formas y procedimientos democráticos, por retornar –si es que alguna vez se estuvo sinceramente- al sendero del imperio de la Ley y al estado de Derecho, y abandonar el rupturismo aventurista al que le empujan día sí y día también unos socios obsesionados por rancias narraciones romanticistas y espejismos de superioridad moral que les hace creer que los molinos son gigantes.

Claro está, ello implicaría un acto de valentía política poco común entre la clase política de nuestro país, hacer un acto de constricción y de sinceridad que podría costarle su cargo y, lo que es más importante, hace falta un cambio en la narración política que acabe con esa sensación de unanimidad impuesta a la sociedad catalana, que acabe con esa poco saludable (democráticamente hablando) tendencia a confundir Cataluña con una ideología, una bandera partidista (la Estelada) con un territorio, esa especie de “Partido Único Independentista” (¿nación-partido-estado?) al que todo el mundo debe obedecer, callar y otorgar o, simplemente, claudicar.

Imagino que el rictus de nuestro Presidente (Artur Mas), esa gesticulación de vértigo que transmite, se debe a que se ve a sí mismo ante el Rubicón, a sabiendas de que le empujan a cruzarlo (afortunadamente) sin legiones, a que una vez cruce el río y entre en el territorio de ilegalidad pasará ante la historia como un presidente democrático que ha escogido el nihilismo esencialista al camino de la cordura, la racionalidad y de los (incómodos) tiempos que exige cualquier sistema democrático para evitar, precisamente, que los populismos puedan arraigar en tiempos de oscuridad, que desincentiva a los obnubilados partidarios de aventuras historicistas.

Quizás por todo ello se han elevado sobre el cielo estival de la arena sociopolítica catalana unos globos sonda que ya reconocen la imposibilidad de hacer una consulta ilegal, esto es, que no se puede hacer un referéndum de autodeterminación aprovechando la crisis económica, moral e institucional que estamos soportando desde hace ya demasiados años, que dicha consulta es una pésima solución para un problema inexistente, que la cortina de humo o la amenaza estratégica que le han hecho al Estado con vistas a una futurible negociación se les ha vuelto en su contra, que son muchos más los riesgos que los beneficios tanto en términos económicos como de salud democrática.

Este “Mas-niqueísmo” nos lleva a un callejón sin salida, en nuestros tiempos históricos, la pérdida de soberanía de los estados se dirige hacia la Unión Europea, a profundizar en la unión en la diversidad y los derechos del ciudadano y no hacia una fragmentación elitista en función de tu poder económico y de un desbocado narcisismo de las pequeñas diferencias.

Pero ¿cuál será la salida de este atolladero?, ¿a qué recurrirá Artur Mas para zafarse del abrazo del oso de los republicanos?, pues parece que repetirá el esquema que ya hicieron servir José Luis Rodríguez Zapatero y él mismo cuando pactaron el “acuerdo global” respecto al Estatut del 2006, esto es, parapetarse detrás del Tribunal Constitucional, evadir su responsabilidad como representante y utilizar política y electoralmente lo que decida el Alto Tribunal, imagino que el ínclito President estará encendiendo unas cuantas velas a la Moreneta para que los jueces prohíban la Consulta y así no tener que dar la cara ante una ciudadanía tan tensionada como (artificialmente) fraccionada.

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