El escritor Manuel Rivas ha avisado de que la lengua gallega está «en riesgo de autodestrucción por bioperversidad» en el transcurso de su intervención tras recibir el premio ‘Celanova, casa dos poetas’, en su edición número 30, en la casa natal de Curros Enríquez, sede de la fundación del mismo nombre.
El acto literario comenzó, como cada año, con una ofrenda floral ante el busto de Celso Emilio Ferreiro, en la entrada del centro escolar de Celanova que ocupa parte del monasterio de San Rosendo, y siguió en la casa-fundación Curros Enríquez. Allí se dieron cita un centenar de vecinos, miembros de la Real Academia Galega, su presidente Xesús Alonso Montero; el conselleiro de Cultura, Jesús Vázquez; el alcalde de Celanova José Luis Ferro; y el artista Xurxo Souto, entre otros.
Rivas ha recibido de manos del alcalde la medalla del escultor Acisclo Manzano, elaborada en plata y con la forma de una espiral, y un diploma diseñado por el pintor y poeta Baldo Ramos. Tras ello, ha firmado en el libro de honor, por duplicado, con el dibujo de una dorna «como barco hacia el más allá», y una frase con su deseo de que Celanova, una de las cunas de la cultura gallega, brote como un nuevo «Rexurdimento».
En su intervención posterior, además de dar las gracias a todos los implicados en el galardón, aludió también a Xurxo Souto, encargado de la intervención sobre los valores del galardonado, para compartir el premio con él.
En el mundo submarino, los marineros separan muy bien el espacio en torno a la marca del miedo, del que huyen los peces por ser el lugar donde estalla la dinamita, y el lugar de cría, de desove, de pradería o, como es Celanova, el espacio ‘almeiro’, de creación, y eso es también Xurxo, y eso debe ser Galicia: un espacio de vida, deseo y creación.
PAÍS QUE SE AUTODESTRUYE
Rivas fue comparado, por sus similitudes, con el periodista y escritor Curros Enríquez y con el poeta Celso Emilio Ferreiro, ambos de Celanova y homenajeados con el acto literario anual. El propio galardonado aludió a la «profecía» de Curros en el ‘Divino Sainete’ en el que «denunció con retranca» un país que se autodestruye, que se roe a sí mismo.
Esa profecía de Curros, según el escritor
Podéis verla en la situación de la lengua, que ahora es de emergencia y de línea roja, infelizmente.
Riesgo de autodestrucción por bioperversidad, frente a la biodiversidad que se trata de conservar.
y apeló a la recuperación de una lengua «de pleno derecho».
Hay que construir entre todos, de izquierdas y derechas, nacionalistas o no, un hábitat en el que la lengua crezca feliz, un espacio de simpatía para ella y por ello brindo en este lugar de Celanova, que es vivero y para que sea espacio de libertad y solidaridad, brindo por lo local que es universal, por un mundo llamado Celanova, por un nuevo Rexurdimento.
Por su parte, Xurxo Souto, centró su intervención en el galardonado e hizo participar a todo el público en un pequeño ritual en el que él gritaba: «Que crezca el mar», y los asistentes respondían como una letanía: «Que medre», en varias ocasiones. «Rivas expresa lo que todos sentíamos y no sabíamos que se podían contar» y añadió del galardonado que su «poética nos es rebelión contra la realidad sino la rebelión de la realidad».
JORNALERO DEL PORVENIR
Por su parte, el conselleiro Jesús Vázquez, fue de los que dio argumentos de conexión entre Rivas y los dos poetas naturales de Celanova homenajedados cada año.
Los tres son singulares en su trayectorias, y se ajustan a la definición del propio Curros de jornaleros del porvenir, adheridos a la realidad, comprometidos y críticos en el sentido etimológico de la palabra.
Los tres son autores de una obra dignificadora y humanista que es necesario conocer y sobre todo leer.
Por su parte, el presidente de la RAG, Xesús Alonso Montero, dijo al inicio de su intervención estar «asombrado» porque Rivas no tuviese antes ese el premio Celanova, casa dos poetas, pero ese «agravio comparativo» queda disminuído por hacerlo «en una edición muy especial que es la trigésima», añadió.
Definió a Manuel Rivas «gran escritor que no es exactamente periodista sino escritor que publica en periódicos». En ese sentido, lo equiparó con Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno o Manuel Azana, o en el caso de Galicia, con Carlos Casares y Ramón Otero Pedrayo, «todos de esa estirpe, como Rivas, del periodismo y literatura más nobles».
El presidente de la RAG los hizo a todos seguidores de Manuel Pardo de Andrade que, a finales del siglo XVIII escribió contra el absolutismo, «y Rivas, como los otros, hace sus alegatos contra todos los absolutismos desde que a los 13 años pidió trabajo en un periódico gallego, llevando sus notas escolares al director de la publicación», detalló.
Destacó también el papel de Manuel Rivas al publicar en «plataformas eficaces» en las que su palabra «es la del poeta, siempre sólida y en su caso, siempre crítica». Se refirió a esa estirpe de poetas, como Rivas, como las voces «leales a la llamada que tiene que ver con los humildes, desfavorecidos y pobres del mundo, por lo con ellas tendremos una Galicia que rime con Justicia».
El acto contó con intervenciones musicales como la de la banda de gaitas de Celanova y el grupo de viento Zoar Ensemble, que interpretó, entre otros, el tema «Tons de gris baixo o ceo», que contó con la lectura de Manuel Rivas de su poema del mismo título, basado en su experiencia en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf.
