Juan Manuel Sánchez Gordillo deja la alcaldía de Marinaleda, aunque sólo a medias. El líder sindical andaluz ha renunciado al mando del municipio sevillano, pero seguirá de concejal bajo el gobierno de la que hasta ahora ha sido su mano derecha, Esperanza Saavedra. Una jugada tras la que muchos ven un gobierno en la sombra.
Tras estar en la alcaldía 35 años -casi el mismo que Franco o Juan Carlos I en la jefatura del Estado- se ha visto obligado a renunciar a uno de sus dos cargos en la administración -alcalde y diputado autonómico- debido a la situación irregular en la que estaba a punto de incurrir por compaginar ambas funciones.
Lejos de ser un gesto de higiene democrática Gordillo deja la alcaldía sólo por imperativo legal. El pasado mes de septiembre el Tribunal Constitucional avaló la Ley Electoral andaluza que establece la incompatibilidad de ser alcalde y diputado autonómico al mismo tiempo.
Se trata además de una decisión que Sánchez Gordillo ha apurado hasta última hora, ya que su renuncia como alcalde de Marinaleda se produjo el martes, un día antes de que expirara el plazo para decidir qué cargo abandonar.
Para él ni mucho menos suponía un problema. «Ambos cargos son perfectamente compatibles», dijo contra el criterio de Izquierda Unida, que apoyó la ley desde el principio. El líder de la Candidatura de Unidad de los Trabajadores -partido integrado en IU de Andalucía- ha explicado en su renuncia que durante las dos legislaturas en las que ha compaginado ambos cargos lo ha hecho «con honradez» al servicio del pueblo de Marinaleda y del andaluz.
Durante su llegada a la alcaldía de Marinaleda en 1979 -año en el que se celebraron las primeras elecciones municipales de la España democrática- Sánchez Gordillo se ha convertido en un referente para el sindicalismo -es también líder del Sindicato Andaluz de los Trabajadores- y para la izquierda más radical.
A mitad de camino entre Robin Hood y un Che Guevara de andar por casa, ha labrado su fama de líder proletario aplicando un modelo alternativo al capitalismo en una localidad que no llega a los 3.000 habitantes, y convertida ya en paradigma revolucionario.
Porque cuando uno llega a Marinaleda se encuentra un pueblo en el que la bandera que cuelga del ayuntamiento es la tricolor de la II República. Un polideportivo en cuya fachada luce un enorme retrato del Che Guevara. Y el ‘orgullo’ de pertenecer a la «Red de municipios por la III República».
Pero los 35 años de Sánchez Gordillo al frente del municipio sevillano arrojan datos que hablan de su supremacía política en el ayuntamiento -con una mayoría aplastante de 9 concejales de un total de 11-, aunque ponen en cuestión su eficacia en la gestión.
A pesar de su pequeña población, Marinaleda es hoy el sexto pueblo más endeudado de la provincia de Sevilla -105 municipios- con una deuda de 1.020 euros por ciudadano. El desempleo es del 22% y la renta media por habitante es de apenas 9.273 euros. Su legado anticapitalista deja también otras lagunas.
Tras los tiempos en los que los vecinos pagaban cantidades irrisorias en la factura del agua, este último año el ayuntamiento se ha visto obligado a subir los precios para saldar la deuda con el Consorcio que suministraba el agua y evitar así ser denunciado.
Desde IU Andalucía señalan a Periodista Digital que la decisión de Sánchez Gordillo de abandonar la alcaldía de Marinaleda ha sido personal y nunca impuesta por el partido. Según la versión oficial el líder sindical ha tenido libertad para optar entre seguir como alcalde o como diputado en el parlamento andaluz.
«Cumplimos la legalidad y nadie de la formación le ha dicho que siguiera allí o se decantara por su acta de diputado»
TODO EN MANOS DE SU MANO DERECHA
Otra cosa es la imagen de alcalde en la sombra de la que a partir de ahora le van a acusar sus rivales políticos. Que su mano derecha Esperanza Saavedra sea ahora la alcaldesa nombrada a dedo no resulta muy estético.
Más bien parece una maniobra digna de Giuseppe Tomasi di Lampedusa de cambiar todo para que todo siga igual. «Es una valoración política, y como organización no valoramos estas interpretaciones, simplemente hemos cumplido con la ley al producirse el relevo con Esperanza Saavedra», aseguran desde la formación andaluza.
Tan personal era la decisión que incluso el coordinador general de IU, Antonio Maíllo, declaraba públicamente que tenía la sensación de que Gordillo optaría por la alcaldía en detrimento de su escaño en el parlamento andaluz. Una vez conocida su decisión, el vicepresidente de la Junta de Andalucía y excoordinador general de IU, Diego Valderas, afirmó que prefiere que el regidor de Marinaleda siga en el parlamento, donde cree que tiene más proyección y visibilidad.
Donde no le vieron este 12 de novimebre de 2014 fue precisamente en el Parlamento andaluz, que celebraba pleno por la tarde. Fuentes del grupo parlamentario de IU señalan a Periodista Digital que el diputado no se encuentra físicamente bien desde hace tiempo. Por la mañana tampoco acudió al consistorio sevillano según informa el propio ayuntamiento de Marinaleda. Desde hace tiempo Sánchez Gordillo ha sufrido diferentes dolencias, entre ellas, un amago de ictus.
Antes de todo eso Sánchez Gordillo saltó a la política nacional después de liderar varios asaltos a supermercados de la región en los que llegaron a agredir a una cajera. ¿Insurrección, hurto? En su opinión, nada de eso: «Son actos de desobediencia civil, no de violencia activa, que es lo que llevamos practicando 30 años. Son hechos simbólicos que han levantado mucha polémica», declaró cuando comenzó su escalada de asaltos a los supermercados.
Desde entonces ha estado desaparecido de la escena mediática -atrás quedaron sus apariciones estelares en los platós de televisión-, lugar desde el que prometía a los españoles que lucharía «por subvertir el sistema capitalista». Es Sánchez Gordillo, el diputado más díscolo de IU, el único de su grupo que no votó a favor del pacto de gobierno entre PSOE e IU en Andalucía, y que 35 años después sigue viviendo del presupuesto.