Con parte de la afición en su contra, y consciente de que ya no goza de la confianza de los directivos, el banquillo del Granada podría sufrir cambios en los próximos días.
Así lo aseguraba Gica Craioveanu, amigo íntimo de Joaquín Caparrós. El técnico utrerano es consciente de que sigue al frente del equipo porque la directiva no puede hacer frente a su despido, que está tasado en un millón de euros. Por ese motivo, está dispuesto a dejar su puesto si así se lo pide el presidente tras el último empate del Granada frente a la Real Sociedad.
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