SU MUJER E HIJO SE DESVINCULAN DEL DINERO HALLADO

Fernández Castiñeiras, acusado del robo, dice que nunca vió el Códice Calixtino

La esposa defiende que Castiñeiras era "muy ahorrador" aunque "nunca" vio el dinero y asegura que le había prohibido que "entrara" en su despacho

Fernández Castiñeiras, acusado del robo, dice que nunca vió el Códice Calixtino
Castiñeiras EFE

El acusado del robo del Códice Calixtino, José Manuel Fernández Castiñeiras, nunca vio el manuscrito medieval custodiado en la Catedral de Santiago y que apareció en un garaje de su propiedad en la localidad de O Milladoiro junto a más de 1,7 millones de euros y multitud de documentos de la basílica compostelana, de los que este martes se han desvinculado tanto su mujer como su hijo.

Así lo ha declarado en los juzgados de Fontiñas en la segunda sesión del juicio que se sigue por la sustracción del Códice y en la que los tres acusados han comparecido en actitudes muy distintas. Así, Castiñeiras, el primero en declarar, ha iniciado su comparecencia negándose a contestar a las preguntas de Fiscalía y acusación e indicando que respondería a «unas pocas» de su defensa, dado que se encontraba «mal».

La esperada declaración del exelectricista, que ha guardado silencio sobre desde su detención en 2012, ha durado menos de siete minutos y ha estado plagada de monosílabos y miradas al suelo. Entre otras cuestiones, Fernández Castiñeiras ha asegurado ante el tribunal no recordar lo que dijo al juez instructor durante su primera declaración a pesar de que ha sostenido que confesó por miedo a que enviaran a su familia «a prisión».

Además, ha sostenido que se enteró por la Policía de que habían encontrado el Códice en un garaje de su propiedad y, ante la pregunta de si había visto alguna vez este manuscrito medieval, ha respondido que «no». El acusado ha mantenido también que el dinero localizado en su domicilio procedía de su trabajo.

VISIONADO DE SU CONFESIÓN

Lo manifestado el 20 de enero de 2015 por Fernández Castiñeiras se opone, no obstante, a la extensa declaración que realizó en julio de 2012 ante el juez José Antonio Vázquez Taín y que se ha reproducido íntegramente durante la sesión. Durante el visionado, el acusado, que ha mantenido mucho tiempo su mirada fija al suelo, se ha puesto sus gafas y ha levantado en varias ocasiones la cabeza para ver la pantalla.

En esta declaración, el exelectricista confesó que fue él quien cogió de la Catedral el Códice al ver la puerta abierta de la sala en la que estaba guardado. «Aproveché la ocasión», aseguró, tras lo que explicó que buscaba una «revancha» hacia el deán, José María Díaz.

Ante Taín, Castiñeiras relató que tenía una buena relación con el deán, «no tanto como padre e hijo», sino como «tío y sobrino». «Siempre me ayudó», aseguró, pero «de repente cambió». Y ese cambio tuvo lugar en el momento en el que el electricista comenzó a reclamar que la Catedral le debía 43.000 euros por diversas chapuzas en el templo. «Me han humillado mucho», se quejó en 2012 Castiñeiras sobre los eclesiásticos de la Catedral, en una declaración en la que llegó a hacer la señal de la cruz al contestar y a asegurar que el Códice se lo llevó «debajo de la chaqueta» antes de guardarlo envuelto para que no tuviese humedades. Sobre el robo de dinero, preguntado acerca de si son verdad las anotaciones de su puño y letra sobre cantidades sustraídas y el lugar en las que las guardó ha contestado: «Sí». En su relato emitido llega a asegurar que robó diversos billetes de pesetas cuando ya había entrado en vigor el euro, por lo que se veía obligado después a «cambiarlo» en el banco.

También subrayó que comenzó a coger documentos porque en su momento dejó de haber dinero en la caja de la que robaba, aunque «ni siquiera los leía». Todo lo hacía moviéndose por la Catedral con una manojo de unas 30 llaves a las que sabía que «no tenía derecho».

SU FAMILIA SE DESVINCULA DE LAS ACUSACIONES

Tanto la mujer como el hijo de Fernández Castiñeiras, también acusados, han declarado en la segunda sesión a las preguntas de todas las partes para desvincularse tanto del dinero intervenido en sus domicilios como de los objetos de la Catedral localizados. En este sentido, la esposa del exelectricista ha asegurado que «nunca» vio las grandes cantidades de dinero intervenidas por la Policía en su casa, aunque ha dejado la puerta abierta a que pudiesen provenir del ahorro.

De hecho, ha apuntado que ella trabajó «desde muy joven» como modista e «iba ahorrando» lo que ganaba, mientras que su marido, que es «muy trabajador», también ahorraba gran parte de lo que ganaba. La mujer del principal acusado también ha dado testimonio del control ejercido por su marido, a quien debía entregar parte del dinero que ganaba para que él lo administrase. La acusada ha afirmado que desconocía lo que su marido «hacía con él», dado que ella «nunca» fue al banco. En su domicilio no vio «nunca» el dinero que halló la Policía.

Asimismo, también ha contado que su marido disponía de una zona privada en el domicilio familiar para trabajar y que le había dicho que «no entraran» allí para no «descolocar los papeles» que guardaba.

CARÁCTER AUTORITARIO

En la misma línea, el hijo del exelectricista ha ratificado que en el despacho que su padre tenía en la vivienda de O Milladoiro «no podía tocar nadie» y ha criticado el «carácter autoritario» de Fernández Castiñeiras. En su declaración, el también acusado ha afirmado que los dólares localizados en su casa –más de 30.000– no eran suyos, que no tenía «ni idea» de como habían llegado allí y que se sintió «traicionado» cuando la Policía se los mostró.

Los elementos incautados en su casa se encontraban en un armario de su padre que él no podía tocar por imperativo de su progenitor. «Cuando fui a vivir allí pregunte y me dijo ‘son papeles míos, facturas, no los toques y ya está'», ha explicado. En sus visitas a casa de sus padres, el hijo de Fernández Castiñeiras ha explicado que no vio dinero «en absoluto» fuera de lo común y ha aseverado que no sabía si su padre «tenía ahorrado».

Los tres acusados han mantenido que la Policía ya se encontraba dentro de sus propiedades cuando acudieron a los registros y que «nadie» se les presentó como abogado.

CRÍTICAS A TAÍN

Tanto Fernández Castiñeiras como su mujer se han referido al trato supuestamente despectivo recibido por parte del juez instructor durante su declaración judicial.

De hecho, en su declaración de este martes, a preguntas de su abogada, Castiñeiras ha dicho que, en este interrogatorio, el juez Taín se «burló» de él. A lo largo de la declaración que se ha visionado en la sala se puede escuchar en varias ocasiones cómo el juez recuerda al acusado que tiene derecho a permanecer en silencio y no contestar, así como las diversas chanzas que Vázquez Taín realiza hacia Castiñeiras durante las más de dos horas y media que dura el interrogatorio.

A modo de ejemplo, Taín apunta que el Códice apareció al lado de pienso, sacos de cemento e incluso «una cornamenta de ciervo». «¡Vamos, de película de Almódovar!», exclama el juez. A mayores, en el interrogatorio, le dedica frases como: «Es usted muy habilidoso»; «Esa es una contestación muy gallega y a gallego no me gana nadie»; o «Me parece que me está usted toreando».

También Castiñeiras contó a Taín que le gustaba ir siempre con bastante dinero encima –llevaba más de 4.000 euros cuando lo detuvieron– para «pagar en el taller», cuestión a la que el juez le ha replicado que igual debería «cambiar de coche». Sobre el dinero robado de una Catedral, en la que entraban «unos 20 millones (de pesetas) a la semana», dijo que lo guardaba en diferentes lugares.

Por su parte, con la voz entrecortada por el llanto, la esposa del exelectricista también ha acusado a Vázquez Taín de «burlarse» de ella «diciendo que era una paleta». Además, en su declaración, la mujer del principal acusado ha recordado como, tras llegar a su casa y encontrarse un registro, Vázquez Taín la instó a que permaneciese en la cocina con su marido e hijo, «y calladita», le espetó.

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Autor

Javier Velasco-Arias

Javier Velasco-Arias, biblista y educador.

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