A un paso del abismo…Anorexia o Bulimia

El 50% de las adolescentes cree que está gorda y la apología de la anorexia y la bulimia crece en Internet

A un paso del abismo...Anorexia o Bulimia
Anorexia y Bulimia

Que nos ha tocado vivir en el mundo de la imagen es algo que todos tenemos asumido. La televisión, la prensa, el día a día nos muestra a personas esbeltas, delgadas, guapas… perfectas, que nos enseñan a través de la publicidad lo que significa gustar a los demás, y nos enseñan cómo conseguirlo.

Anorexia y bulimia, el anonimato de la red.
Que internet es una máquina maravillosa no hay duda, a golpe de clic podemos visitar países lejanos, saber en segundos el significado de una palabra en japonés, conseguir un billete de avión, o comprarnos un yate. Pero que ocurre con las miles de miserias que posee, en las que se encuentran el anonimato o una incoherente «libertad de expresión», si en ella se pone en peligro la salud de los demás.

La anorexia y la bulimia es una enfermedad que circula a sus anchas por internet, a través de redes sociales, blog, etc. Las usuarias comparten sus anhelos, y alientan a sus seguidoras a continuar con su objetivo, ser una autentica princesa. Las jóvenes, a través del anonimato que permite la red, intentan convencer a sus amigas y seguidoras, que pueden conseguir adelgazar y llevar una vida perfecta si se lo proponen.

Princesas en la red

A través de internet venden como un estilo de vida lo que en realidad es una grave enfermedad. Se autodenominan «princesas» y utilizan palabras claves ocultas en su propia patología la anoroxía (ana) y la bulimia (mía).

Los grupos pro Ana y pro Mia existen desde la década de los 90, pero se han visto potenciados a partir del uso de internet y twitter. El objetivo de estas páginas es, en muchos casos, alentar a las chicas (y también chicos, aunque en menor medida) a perder cada vez más peso en lo que describen como «alcanzar su sueño» o «acercarse a la perfección».

Pero con este informe, no queremos entrar en especialidades médicas y enfermedades que deben ser tratadas por especialista.

Cualquier enfermedad, pone en riesgo la salud, pero en este caso el no detestarle por parte de los familiares o amigos a tiempo, o el hacer apología de la misma, puede llevar a perder la vida de la persona que la sufre.

Y eso es lo que está ocurriendo en internet, existe una peligrosa moda que consiste en potenciar estas dos enfermedades, en las que a través de redes sociales, blogs, etc., los que la padecen vitorean su estilo de vida, e incitan a sus lectores a convertirse en «princesas», o hacerse pro ana o mía.

Páginas Pro

Las páginas que favorecen a la anorexia (pro ana) o bulimia (pro mía), son fáciles de acceder, tanto es así, que las administraciones sanitarias han dado la voz de alerta, con el objetivo de frenar el aumento de las usuarios a este tipo de contenidos.

La web o blogs que hemos encontrado en internet, hacen ver a los usuarios que esta enfermedad es algo normal, primero porque en ningún caso se ven como enfermos, es más lo definen como un estilo de vida, donde te dan consejos de cómo no aumentar de peso, donde te dicen que «si los demás te dicen que estás delgado, no lo creas, sabes que sigues estando gorda», «no te merece la pena comer… al final conseguirás ser una princesa».

En estos blogs se dan apoyo mutuo, llevan un registro de las calorías, peso actual, peso de inicio y su meta, comparten dietas (inventadas por ellas sin guía nutricional), inician «carreras» en las que se inscriben, virtualmente, y se otorgan puntaje por logros (se puntúa mejor cuanto más agua se tome, más ejercicio se haga por día y menos alimentos se ingiera, en lo posible ninguno – Pro Ana, y en caso de hacerlo si se acude a la purga – Pro Mia).

Es importante resaltar también que promueven las técnicas Pro-SI (el self-injury, la autoagresión, con datos detallados de cómo llevarlo a cabo y que permanezca en secreto), con el objetivo de tener dolor en el cuerpo para concertar la atención en algo que no sea el hambre.

¿Libertad de expresión?

Los blogs, páginas, foros… todo lo que publican en la red se justifica en la libertad de expresión y en defender un «supuesto» estilo de vida. Ellos mismos se autodefinen «príncipes o princesas», y tienen en su ideal de belleza a una personal frágil y sutil.

Algunas usuarias tienen formas de identificarse, con el fin de reconocerse en cualquier sitio, por ejemplo con el uso del lazo blanco, o bien utilizando pulseras de color rojo en la muñeca izquierda para las seguidoras de Ana y de color morado para las de Mia.

También utilizan un vocabulario propio con el objetivo de desasociar una patología grave como son los trastornos de la conducta alimentaria, a un estilo de vida más dulce. Por ejemplo, escribir la frase «hoy he sido Mia tres veces», significa que ha vomitado tres veces.

Lo preocupante de estos contenidos web, es que sus creadores y seguidores, defienden que se trata de un estilo de vida, algo que les identifica, en lugar de aceptar el problema de salud que tienen. Sin duda, esta falta de negación a la realidad hace que su patología se agrave.

Falta de regulación

No existe regulación a nivel europeo para limitar este tipo de web, ni tampoco sobre la publicidad que fomenta este tipo de trastornos y que va dirigida hacía los menores. Además de carecer de uniformidad entre los diferentes Estados miembros en el modo de regular la publicidad.

Por este motivo, este problema ha sido expuesto en la Comisión Europea por una eurodiputada española, al conocer el Proyecto de Ley sobre Sanidad que se tramita en Francia y que contempla penalizar la publicidad que pueda incitar a trastornos alimenticios como la anorexia al emplear modelo especialmente delgados o desnutridos, así como la creación de un «delito de incitación a la delgadez excesiva», dirigido este especialmente a las webs que fomentan este trastorno.

El objetivo de la Eurodiputada, era «poner de manifiesto la necesidad de un marco armonizado de exigencia a nivel europeo acerca de lo que constituye una cuestión de salud pública».
La normativa se centraría en dos aspectos fundamentales, por un lado la publicidad, donde se responsabilizaría a los creadores como a los medios que los difunden, y por otro los contenidos en Internet, en concreto los que incitan a continuar o desarrollar trastornos alimenticios, dando consejos sobre cómo actuar, desarrollar o esconder la enfermedad.

El Parlamento Europeo en el año 2010 en una resolución solicitada a las agencias de publicidad y medios de comunicación que considerasen la promoción de modelos extremadamente delgadas, con el objetivo de no incentivar mensajes nocivos sobre la apariencia, peso, etc., teniendo en cuenta el impacto de la publicidad en niños y jóvenes.

Además, el Gobierno español un año después, solicitó ayuda a la Unión Europea con el fin hacer fuerza para que las redes sociales bloqueasen o evitasen en la medida de la posible la proliferación de perfiles que fomentaban la anorexia, esta iniciativa partía de la negativa por parte de Twitter de retirar este tipo de perfiles, amparándose la red social en la «preservación de la libertad de expresión», sin que se consiguiese nada en concreto.

Estar atentos.

Es muy complicado estimar la prevalencia de estos trastornos de la alimentación, sin embargo la mayor parte de las investigaciones publicadas recientemente coinciden en el aparente aumento del número de casos.

Todos deberíamos trabajar con el objetivo de alertar de un posible caso de anorexia o bulimia, desde los padres, familiares, amigos, empresas y por supuesto la administración, legislando y aplicando el sentido común, en lugar de la posible «libertad de expresión», porqué sin duda la libertad de expresión en casos como el que recogemos hoy en este informe, no puede estar por encima de la apología de los trastornos de la alimentación.

¿Como prevenir?

Educando a los niños/as a llevar una vida saludable, inculcando conocimientos y hábitos de alimentación sana y de actividad física adecuada a sus facultades.

Reforzando su autoestima. Tiene que aceptarse tal y como son y que se sientan a gusto con ellos mismos.

Evitando poner metas académicas, deportivas o estéticas inalcanzables con arreglo a sus capacidades y limitaciones.

Contrarrestando la presión de los medios de comunicación social en torno a los cuerpos perfectos; inculcando a la gente joven que sus valores y los de la gente con la que se relacionan radican en sus cualidades, valores y comportamientos más que en su aspecto físico.

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