Los límites a la llegada de cruceristas a la ciudad contrastarían con el récord previsto este año en España
La idea expresada por la alcaldable de Barcelona, Ada Colau, sobre la necesidad de limitar el número de turistas que llegan a la capital catalana, porque considera que la ciudad no debe llegar a sufrir los problemas de saturación de Venecia (en buena parte provocados por la avalancha diaria de cruceristas que llegan hasta el mismo centro de la ciudad) ha despertado las alarmas en el sector turístico.
Y, en especial, en el de cruceros, segmento en el que Barcelona no es sólo la primera ciudad de España por llegada de cruceristas con 2,6 millones registrados en 2014 (un 9 por ciento menos que el ejercicio anterior, no obstante), sino que es también líder a escala europea.
Un sector, el de cruceros, que espera cifras récord en el conjunto de España este año. Puertos del Estado estima que en 2015 se llegará a los 8,1 millones de visitantes vía barco, tras el estancamiento registrado el año pasado respecto a 2013 con 7,6 millones.
Como explica Carlos Pizá en ‘El Economista’ este 6 de junio de 2015, superar la cota de los ocho millones sería además un hito psicológico, ya que se batiría el anterior registro más alto de la historia: los ocho millones de 2011. También Barcelona prevé crecer de nuevo este año, y superar los 2,3 millones de visitantes de 2014.
Visitantes respetuosos
La capital catalana, Baleares (1,5 millones), Las Palmas (1,06 millones) y Santa Cruz de Tenerife (0,84 millones) aportaron el 22 por ciento de todos los cruceristas europeos. España es, tras Italia, el segundo mercado del continente para este negocio.
Si elevamos el foco y lo situamos a escala mundial, Barcelona es la cuarta ciudad con más cruceristas, sólo por detrás de tres urbes del Estado de Florida (EEUU). ¿Qué piensa el sector sobre esas posibles medidas que implementaría la futura alcaldesa que encabezó la lista unitaria en la que también estaba Podemos?
Alfredo Serrano, director de la división española de la patronal crucerista mundial CLIA, puntualiza en primer lugar:
«Tendremos el máximo respeto institucional por la futura alcaldesa. Y no nos consta a día de hoy ninguna propuesta concreta para limitar la llegada de cruceristas. Si se llega a plantear, lo analizaremos con la máxima atención, siguiendo siempre nuestro criterio de impulsar un turismo respetuoso, organizado y de calidad, que genere retorno económico a las zonas en que se desarrolla».
El directivo añade que en el resto de principales destinos turísticos para las empresas de cruceros, ya sean grandes o medianas ciudades, está ocurriendo justo lo contrario de lo que podría suceder en Barcelona.
«Hay una gran competencia por atraer cruceros, por el efecto indirecto sobre las economías locales, pero también indirecto. Además, la llegada o salida de turistas desde un puerto impulsa también el tráfico en el aeropuerto y hace que algunas rutas que no serían rentables lo sean al transportar a cruceristas de entrada o salida».
En este sentido, el número de cruceristas que embarcaron desde un puerto español creció un 25 por ciento entre 2008 y 2013, según el estudio de impacto realizado por CLIA.
En cuanto a posibles topes que pudieran establecerse, Serrano niega la mayor al asegurar que los únicos a priori deberían ser el número de atraques del puerto en cuestión.
«Aunque son significativos, los cruceristas no representan el número más relevante sobre el total. Además, pasan sólo unas horas en la ciudad y normalmente son familias con un perfil económico medio/alto, que hacen un consumo relevante en la ciudad».
Serrano apunta además otro elemento que pone en valor el potencial actual y futuro de Barcelona en este negocio: el hecho de que en 2014 acogiera la mayor feria mundial del sector de cruceros, la Seatrade MED.
«Este año será en Hamburgo y en 2016 acabamos de conocer que será en Tenerife».
El segmento de los cruceros genera además, según los cálculos de la propia CLIA con datos de 2013, un impacto económico de 1.226 millones de euros en España, lo que la convierte en el cuarto mercado europeo y supone un crecimiento del 13 por ciento sobre el año 2008.
Es decir, que el sector ha sumado su aportación a la economía española en los peores años de la recesión.
El impacto en el empleo fue igualmente positivo, ya que los trabajadores relacionados directamente con el sector, 25.620, también han supuesto un alza del 14 por ciento respecto a 2008.
El efecto positivo directo sobre Puertos del Estado no es tampoco desdeñable: 19 millones en tasas de pasaje.
