Cada detalle que se conoce del asesinato de dos niñas de 4 y 9 años es más espeluznante. Hasta para la Guardia Civil

El parricida de Moraña asesinó a sus hijas con una sierra radial y dejó una carta horrenda

El tipo, David Oubel, había dejado a su mujer para irse con un hombre

David Oubel.
David Oubel. EP

Hasta los más veteranos agentes de la Guardia Civil están espeluznados

La crueldad de David Oubel con sus dos hijas, Candela y Amaia, a las que degolló el viernes para vengarse de la que había sido su mujer durante 15 años, tiene conmocionada a toda Galicia. Y en especial al municipio pontevedrés de Moraña, donde residían todos.

El presunto parricida fue conducido este sábado a los juzgados de Caldas en medio de una enorme tensión. A pesar de que la Guardia Civil estableció un perímetro de seguridad y de que para trasladarle utilizaron un coche sin rotular, a la llegada le esperaban varias decenas de personas.

Tal es así que Oubel se resistió a salir del vehículo y los agentes tuvieron que sacarle casi a rastras entre gritos de «asesino», «sinvergüenza» y «te vamos a matar a ti».

Cada detalle que se va conociendo del horrendo crimen es aún peor que el anterior. Al parecer, el parricida pudo emplear una radial para asesinar a las dos pequeñas, de tan solo 4 y 9 años.

Es más. Avisó por carta a su ex de sus intenciones y de que después se iba a suicidar, cuenta La Voz de Galicia. Cuando ella, Rocío Vieites, leyó aquel horror, salió disparada hacia su coche rumbo al domicilio de Oubel mientras avisaba a la Guardia Civil por teléfono.

Al llegar los agentes al lugar se encontraron una escena dantesca. El baño de sangre era tal que no dejaron que la abuela y la tía de las niñas, que residen muy cerca, entraran al lugar del crimen.

Su padre estaba tendido en la bañera prácticamente desnudo con heridas en las muñecas y semiinconsciente, al parecer a causa de las pastillas que había ingerido.

A eso de las 10 de la mañana los vecinos habían escuchado la música muy alta en casa, pero no le dieron mayor importancia porque era habitual. A las 11.30 cesó. Se cree que a esa hora murieron las niñas.

Fue él quien hace año y medio había puesto fin a su matrimonio para empezar una relación sentimental con un hombre, lo que le valió el rechazo de parte de los vecinos de su municipio.

Nada hacía sospechar lo que tramaba. No tenía antecedentes por violencia de género y además había estado el domingo pasado con su novio y las niñas paseando por la Festa do Carneiro ao Espeto. Cinco días después las degolló a sangre fría.

El  asesino abandonó el juzgado sobre las 16.45, tras más de cuatro horas. A su salida aún le esperaban decenas de personas que llegaron a romper el cordón policial establecido por varios agentes.

Pese a haber estado esas cuatro horas rechazó declarar ante la juez, pero su estancia en dependencias judiciales se prolongó porque solicitó una audiencia reservada con su abogado. La magistrada ha decretado para él prisión provisional comunicada y sin fianza.

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