Bajo constante vigilancia y con los protocolos de seguridad activados para evitar que se hiera a sí mismo o que sea el blanco de la venganza de otros presos
Nuevos detalles de las circunstancias previas al horrible crimen en el que David Oubel decapitó a sus hijas con una radial van apareciendo.
El último de ellos corresponde a la adquisición de la herramienta que empleó para matar a sus hijas pequeñas (Las niñas suplicaron al parricida de Pontevedra que no las matara entre gritos de pánico).
El parricida, sabiendo lo que iba a hacer con el instrumento, no dudó en realizar una broma macabra con el dependiente de la ferretería en la que la adquirió.
Oubel le pidió al empleado de la tienda, situada cerca de la inmobiliaria en la que trabajaba junto a su hermana, que le indicase cómo funcionaba la radial en cuestión.
Tras la explicación, Oubel le indicó en tono de broma al dependiente si podía cortarse la mano a modo de demostración.
El parricida, que se encuentra en la cárcel de A Lama, se mantiene bajo constante vigilancia y con los protocolos de seguridad activados para evitar que se hiera a sí mismo o que sea el blanco de la venganza de otros presos.