Los hartó una España que ni siquiera aprendió a decir sus nombres
El escritor gallego Xesús Miguel de Toro Santos, más conocido como Suso de Toro, famoso también por su biografía de José Luis Rodríguez Zapatero en 2005 y máximo ‘monaguillo’ en su época del expresidente socialista, ha desatado la polémica en Twitter.
No por su obra literaria, que es discutible y muy aburrida, sino por bpacazas.
Ha llegándo, gracias a eso, a convertir en Trending Topic (TT) por momentos, gracias a un artículo suyo en el que acusa a amplios sectores de la sociedad española de instigar una «xenofobia» contra Cataluña: «La mitad de Catalunya no está loca (la otra mitad tampoco)«.
En una tribuna publicada por eldiario.es de título ‘La mitad de Cataluña no está loca (la otra mitad tampoco)’ Suso de Toro critica a los medios españoles que opinan sobre los independentistas catalanes desde Madrid:
«Excluir la opinión de esa mitad de catalanes que quieren la independencia cuando se habla precisamente de ellos solo se puede explicar de dos modos, o bien se censura su opinión conculcando la democracia o bien se les desconsidera como personas alienadas, locas».
En este contexto, Suso de Toro afea a estos medios con sede en Madrid que informen sobre Cataluña olvidándose de los catalanes, sin tener en cuenta que su difusión sí que llega a la sociedad catalana:
«En Cataluña es posible leer, oír y ver los medios de comunicación madrileños, esos que los ignoran, y además los medios catalanes. Además, una parte de los medios catalanes están a favor de una postura y otra parte de la contraria».
De Toro también denuncia lo que él entiende como un cierto maniqueísmo de estos medios contra el derecho a decidir y contra los independentistas:
«Tampoco esos tres cuartos de la población que quiere autodeterminación ni la mitad que quiere independencia son más malvados que la media de la ciudadanía española, simplemente se hartaron. Mejor dicho, los hartaron».
Metiendo más el dedo en la llaga, De Toro defiende que esta postura independentista deviene de un mal trato hacia Cataluña del resto de la sociedad española:
«Los hartó una España que ni siquiera aprendió a decir sus nombres: una España que ni siquiera se molestó en aprender a pronunciar el nombre del presidente de la Generalitat, del que hicieron un malvado de cuento infantil. Le llaman ‘Ártur’, parodiando un inglés mal hablado, en vez de Artur, simplemente».
En este punto, De Toro lanza su mayor acusación del artículo:
«La hostilidad xenófoba hacia los catalanes parece algo tan natural porque se basa en la histórica ignorancia», para acusar después de envidia a ciertos poderes institucionales: En la ignorancia y en la envidia. Solo la envidia explica que presidentes de autonomías traten con desprecio ofensivo a la población catalana, cuando si ellos existen, si existen sus autonomías es debido a la lucha democrática de las nacionalidades por su autogobierno».
De Toro termina su alegato cargando contra Rajoy:
«Todo es tan patético que se resume en la figura de Mariano Rajoy, un político que se opuso militantemente a la Constitución y al Estatuto de autonomía de Galicia en su día y que, finalmente, es el dueño de la Constitución» y afirmando que «con esta España no hay nada que hacer que no sea un cuestionamiento de sus mismas bases ideológicas, económicas y políticas».