EN LIBERTAD

No puede ser verdad

No puede ser verdad
Miedo en la mirada PD

Me despierto agitado con la sensación que produce una noche de sueño pesado, con la vista perdida en la humeante taza de café caliente, me agolpan vagos recuerdos de la pesadilla vivida, una pesadilla con unos visos de realidad que me estremecen, sorbo a sorbo me asaltan imágenes cada vez más angustiosas, hasta que, como el que entra en una nebulosa que te aleja suavemente de la realidad, me zambullo en un mundo donde el azul del cielo pierde luminosidad y se torna de un gris asfixiante acorde con el entorno en el que me encuentro de repente.

Deambulo por las desconocidas calles guiado por unos conocimientos del entorno que no sé dónde adquirí, es inquietante a la vez que tenebroso, las calles y plazas están engalanadas con simbología que no conozco, pero que a la gente de mi alrededor parece exaltar de una manera especial, enardece sus palabras, sus rostros, e ilumina siniestramente su mirada, en la plaza del pueblo se está celebrando lo que parece ser un mitin político, pienso con recelos acercarme, el ambiente se hace cada vez más toxico con cada paso que doy, al dirigirme a dos muchachos uniformados con camisetas vistosas con la imagen de la bandera que saturan todo el pequeño pueblo, llevan las caras pintadas, y blanden en sus manos los estandartes ya mencionados con la imagen de la bandera que no reconozco, me contestan mirándome con una mezcla de indiferencia y superioridad, utilizan un idioma que puedo medio entender, me mascullan que están celebrando que justo ese día habían proclamado la independencia de su país, ya que según los zagales, con victimismo y con visos de fanatismo en sus palabras, explican que durante siglos habían sido expoliados y sometidos por otro país al que pertenecían un horrible país que los vapuleo como si de un ogro psicópata se tratara, pero por alguna razón misteriosa los bigardos no me saben explicar ni razonar como habían llegado a la situación actual, les pregunto si allí está toda la población, y como si hubiera tocado un resorte, con los ojos extraviándose de las órbitas me contestan que los que son genuinos sí! ante la hostilidad de los mozos a imagen y semejanza con los gestos y palabras del joven alcalde que agita los puños desde el atril, y que esputa desagradablemente acompañando así a la violencia de sus consignas, me recuerda a un escuálido y populista Mussolini.

Echo andar por una angosta y serpenteante calle, dejando atrás el turbador ruido de aquella alharaca, el cielo parece estar más cerca de la tierra como oprimiendo aquellas gentes, ensimismado en mi caminar me sobresalto, cuando me llaman la atención chistando desde la oscuridad de una puerta entreabierta que da acceso a una humilde casa de fachada encalada, me acerco no sin cierto temor, y vislumbro la cara de un hombre de mediana edad que me invita con la mano y en silencio para que entre en su hogar, después de presentarme a su mujer y mandar a los niños a jugar a su cuarto, con voz cálida y preocupada, me preguntan si vengo del mitin, les digo que sí, y replico que asustado me había marchado del aquelarre, mis palabras fueron como un detonante para que aquel hombre, después de un suspiro profundo que me llego hasta mis entrañas, comenzó con un torrente de palabras que inundaban mis oídos, relata como ellos vivían en un país donde la convivencia, y el respeto eran admirados en el mundo entero, pero como si de un virus se tratara, una ideología totalitaria y populista orquestada desde unos dirigentes con más intereses, que los ideología, habían empezado a adoctrinar desde las escuelas, desde los medios de comunicación, usando razones paranoicas de victimismo, y de odio, me cuesta seguir el relato, y sobretodo creerlo! Cuando el paisano con la mirada agradecida de quién se libera de la pesada carga del silencio, sigue con su increíble relato, en esos momentos un estruendo nos hace saltar de las sillas, con la puerta reventada acceden gentes guarnecidas con la simbología del acto, entran con el poder que otorga sentirse con la razón absoluta, gritan aquí está el último de los traidores, mientras lo zarandean violentamente, el hombre baja la mirada con actitud de resignación, en el momento que quiero intervenir con más decisión que valentía, llega a mi olfato el olor característico del café elaborado por mi inseparable cafetera italiana.

Despierto azorado en el sillón con la piel de gallina, el café frio hace rato que no humea, de un salto me incorporo y me asomo nervioso a la ventana, necesito ver el azul brillante y luminoso que baña nuestra preciosa ciudad de la Vega Media del

Segura, miro el reloj, uff tengo que darme prisa! Hoy es un gran día para los Molinenses, hoy inauguramos junto con nuestro alcalde el centro de salud profesor Antonio García, me apresuro a vestirme, y encaro con paso rápido la avenida del Chorrico dirección plaza Europa, estoy deseando encontrarme con mis compañeros para contarles entre cafés con leche y unos sequillos la pesadilla que he tenido despierto, ya veo la cara de sorpresa e incredulidad de Miguel Ángel, Lola, Mar y Toñi ante mi relato, y como entre risas acabaremos afirmando que esa pesadilla nunca podrá pasar en ningún sitio de España, pero algo desde dentro me preocupa y me dice que quizás si está pasando, y no sabemos verlo en la distancia de quién disfruta de democracia plena.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído